Cristian Castro Orozco
"Vendrán días muy difíciles en La Araucanía y es triste, pero es la única forma que se comiencen a tomar en serio las conversaciones con el pueblo Mapuche".
Las anteriores son las palabras de Paola Antileo, joven mapuche del sector de Molohue (provincia de Cautín, región de La Araucanía), quien hace 22 años reside en Antofagasta. No obstante, asegura estar al tanto del conflicto que se desarrolla en el sur del país.
"El Estado desde que retornó la democracia ha vulnerado los derechos de mi pueblo y esto es independiente al gobierno de turno. Recordemos que la exPresidenta Bachelet guardó silencio con casos de asesinatos ocurridos en su mandato (Matías Catrileo y Jaime Mendoza Collío). Si bien esto es histórico, resulta paradójico que los abusos ocurran en plena democracia", dijo.
Comunidad
Antileo es de las pocas personas que viven en la ciudad con ascendencia Mapuche. Cabe destacar que según el Censo de 2017, el 14,1% de los habitantes de la Región de Antofagasta declaran pertenecer a una etnia originaria (o pueblo indígena), siendo la mayoría Aymara y Licán Antai.
Si bien la cifra no se desglosa por etnias, tanto los grupos locales como los mapuches residente (o descendientes) repudian la muerte del joven comunero Camilo Catrillanca.
Diego Cayupi de 24 años es descendiente Mapuche, pero siempre ha vivido en el norte. El joven cuenta que "siempre me he quejado de los procedimientos que lleva Carabineros porque se salen un poco de lo que son sus competencias, aunque deben evitar la violencia. Ahora creo que se debe tener más ojo con las acciones de la institución".
Distinta opinión sostiene Juan Millán Yupanqui, descendiente mapuche que lleva 20 años en la región. Cree que el conflicto terminará cuando el Estado reconozca la usurpación de territorios ancestrales a las comunidades originarias.
"El conflicto Mapuche se solucionará cuando exista voluntad política y sincera para un diálogo constructivo. Por un lado el Estado debe reconocer que al pueblo mapuche se le usurparon tierras de siempre, y que al ser devueltas, se entraría en un conflicto con latifundistas que disponen de un mayor porcentaje de ésta".
Por último, dijo que es necesario acabar con la odiosidad que pregonan algunos partidos políticos que utilizan el conflicto en La Araucanía para su usufructo.
"Hay personas y partidos políticos cuya odiosidad sin límites influyen negativamente en las conversaciones para una solución pactada y conveniente, pues para esas personas y esos partidos, la mantención del odio es su principal pilar de sobrevivencia", afirmó.
Persecución
Constanza Yáñez Düamante es académica de la Universidad Católica del Norte (UCN) y descendiente de la etnia Mapuche Huilliche (el apellido Düamante quedó después de la castellanización que realizaron los colonos del apellido de su bisabuelo, Zuamantü).
La académica explica que actualmente, la etnia es representativa de todos los pueblos que fueron perseguidos y reprimidos en los tiempos de la dictadura militar (1973-1990).
"Lo que ocurre con el pueblo Mapuche remite a un conflicto histórico que permanece presente en todas sus dimensiones, incluidas la violencia, como el terrorismo de Estado. La ley Antiterrorista implementada en dictadura para perseguir a quienes se oponían a Pinochet es hoy una ley que persigue expresamente a personas Mapuche. Hoy los presos políticos de Chile son Mapuche, los clandestinos ya no son comunistas sino Mapuche. Mueren así los sin arma, nuevamente Mapuche en una guerra descarnadamente desigual", manifiesta.
Asimismo, Yáñez Düamante aseveró que "la muerte de Camilo Catrillanca y la de los comuneros que le anteceden es parte de una lucha político-espiritual que da el pueblo original de este territorio con un Chile que dice estar 'en plena democracia'".
Solidaridad
A pesar de los más de 2 mil kilómetros que separan a la Región de Antofagasta con La Araucanía, las etnias locales han solidarizado con la causa.
Así lo manifestó Jaime Madera Zamorano, descendiente Licán Antai, exseremi de Cultura (2010/11) y creador de la mesa de educación, arte y cultura de pueblos originarios de Antofagasta.
"Nuestra opinión es clara: estos actos son repudiables y condenables, como también con los otros jóvenes asesinados. El Estado ha equivocando el camino desde siempre, tanto en Chile como en Argentina", argumentó.
"Han intentado que creamos en una historia falsa, que olvidemos nuestra lengua, que comprendamos el mundo con ojos chilenos".
Constanza Yáñez,
académica de la UCN"