El drama de la droga
Las burreras cometieron un ilícito, pero también son víctimas de la pobreza, la falta de educación y oportunidades en su país. Chile debe ser inflexible en el combate frontal al tráfico y estos casos deben ser conocidos, porque estas mujeres también son parte de las muchas víctimas que deja este flagelo mundial.
Nuestro Diario presenta hoy un extenso reportaje de investigación que retrata las historias de mujeres bolivianas detenidas en el país por traficar droga, en especial, cocaína.
Se trata de una investigación colaborativa de la que participaron los periódicos El Deber de Santa Cruz, Bolivia; La Estrella de Iquique, la plataforma periodística para las Américas, Connectas, y nuestro medio.
Durante 6 meses se recopilaron los testimonios de mujeres encarceladas por narcotráfico, policías, defensorías y entes gubernamentales. Además, se revisaron más de 300 sentencias cursadas entre 2017 y el primer semestre de 2018 en tribunales del norte de Chile para así entender el origen de este problema.
Y debe decirse que el asunto no es sencillo. Por una parte está la comisión de los delitos y por otra, el drama detrás de cada testimonio, de miles de mujeres que han sido detenidas por estos hechos.
Hace poco conocimos una historia ante la cual resulta imposible no conmoverse. La historia de una madre boliviana que ingresó droga hasta Argentina, hecho por el cual fue encarcelada. Ella sostuvo que el dinero le permitiría pagar una intervención médica a su hijo, que finalmente murió mientras la mujer cumplía la condena.
La mayoría de los casos son tristes. Son mujeres muy pobres que ven una oportunidad en convertirse en burreras. Muchas sueñan con hacerlo solo una vez, pero que bien puede ser la última.
Es cierto, nadie las obliga, pero también es efectivo que en ningún caso son los eslabones más peligrosos de una cadena que maneja muchos miles de millones de dólares en los países productores y principalmente en aquellos que la comercializan en el país.
El encarcelamiento de estas mujeres termina siendo de un enorme costo económico para Chile y de consecuencias insospechadas para las familias involucradas. Allá quedan los hijos, hermanos y padres, historias que son de carne, hueso y emociones.
Naturalmente el problema es enorme: son las oportunidades, la creación de trabajos, la educación, lo que en definitiva puede romper el círculo nefasto de la droga. Chile debe ser inflexible en el combate frontal al tráfico y estos casos deben mostrarse, deben ser conocidos, porque estas mujeres detenidas en Chile también son parte de las muchas víctimas que deja este flagelo mundial.