Francisco Contreras Uribe
Nunca jugó al tenis, pero actualmente es uno de los jueces más destacados de los circuitos ATP, WTA e ITF. El argentino Alejandro Roldán, de 37 años, tiene una vasta experiencia en los circuitos profesionales de la disciplina y hoy dice presente en el torneo Futuro 3 de Antofagasta como supervisor del campeonato.
Desde 2001, el transandino está inserto en el mundo del tenis, y en 2006 logró conseguir la certificación de árbitro internacional, reconocimiento que le ha permitido codearse con grandes estrellas como Rafael Nadal, Serena Williams y Roger Federer.
El oriundo de Buenos Aires está capacitado para desempeñarse en cargos como juez de silla, referí (supervisor) y jefe de árbitros y esta semana estará en el AutoClub.
Trayectoria
¿Cuáles son los torneos de tenis más importantes en los que ha estado presente?
-He trabajado, por ejemplo, en los últimos tres Juegos Olímpicos, Beijing 2008, Londres 2012 y Río 2016, donde participé como juez de línea, y en este último campeonato arbitré el juego entre Angelique Kerber y Mónica Puig.
Además, hace aproximadamente 10 años me desempeño en todos los grand slam, casi siempre en las primeras rondas como juez de silla y también en ocasiones en el sistema del "ojo de halcón".
Durante su carrera ha tenido la oportunidad de arbitrar a destacadas figuras del tenis...
-También como juez de línea me han designado para arbitrar la final femenina del Open de Australia 2017, entre las hermanas Williams. Este año arbitré también una final femenina, la de Wimbledon, la cual disputaron Serena Williams y Angelique Kerber.
Además hice un par de semifinales en Australia, uno de aquellos partidos fue el año pasado entre Roger Federer y Novak Djokovic. También trabajo en todas las giras de Estados Unidos, ya sea Indian Wells, Miami, Cincinnati y Copa Davis. Arbitrar en este deporte, por lo menos para mí, es algo muy placentero.
¿Tiene buena relación con los jugadores?
-La relación con los jugadores suele ser muy buena, ya que también compartimos mucho tiempo con ellos en los hoteles, aeropuertos y en los almuerzos, pero siempre con los límites profesionales que hay que tener.
¿Cómo se da el tema de la disciplina con los árbitros?
-No hay que negar que existen jugadores complicados. Gracias a Dios tenemos un reglamento que es estricto. Los tenistas saben que si cometen una infracción en la cancha no solamente pueden perder un punto o ser sancionados con una multa, sino que pueden llegar a ser suspendidos.
Ahora los jugadores conocen que con todo este problema de las apuestas y que se intentan arreglar partidos, si son sorprendidos, no vuelven a jugar nunca más.
Partidos
¿Algún torneo o partido que recuerde con cariño?
-Hay partidos que uno recuerda con más cariño, como la primera vez que entré a la cancha central de Wimbledon, hace tres cuatro años, o cuando debuté en estas mismas circunstancias pero en Australia.
Al principio todo es un poco estresante, pero ahora para mí es una cancha más. El cuerpo y la mente están acostumbrados a estos desafíos.
Me imagino que es bastante ingrato ejercer esta profesión...
-Para ser árbitro, a uno le tiene que gustar mucho esta profesión, porque no es un trabajo fácil. Es algo muy repetitivo, todas las semanas lo mismo. Viajamos siempre a los torneos grandes casi los mismos grupos, lo que se transforma en un ambiente bastante familiar y de confianza.
Hace tres años que vengo pasando las fiestas de fin de año en Australia, al igual que mi cumpleaños que es en enero. Después de estar 18 años haciendo esto, uno está más acostumbrado a estar más tiempo fuera de casa.
Cuando llego a mi hogar en Argentina, me siento raro, ya que se empieza a perder la continuidad de lo que uno hace. Cuando estoy en casa, no hago absolutamente nada.
¿Cómo funciona usted en un año de trabajo?
-Cada uno arma su calendario, si uno no quiere ir a trabajar, no lo hace, y obviamente se pierde dinero, ya que nos pagan por torneo efectuado.
En un momento decidí irme una semana de vacaciones a Playa del Carmen (México), junto a compañeros de trabajo, para retornar fresco a lo que fue Cincinnati, Winston-Salem y el Abierto de Estados Unidos.
Tenistas chilenos
¿Ha tenido la posibilidad de arbitrar a tenistas chilenos?
-De los chilenos he tenido la oportunidad de arbitrar a Nicolás Massú, quien siempre ha sido un caballero, incluso hasta el día de hoy nos cruzamos y saludamos. También a Bastián Malla, con quien me tocó ser juez de silla en el Challenger de Buenos Aires, donde le ganó a Daniel Gimeno Traver, y en el partido de cuartos de final que perdió ante Dimitar Kusmanov.
Recuerdo hace un par de años en un torneo futuro en Canadá, arbitré a Alejandro Tabilo. En ese momento me pareció raro un apellido tan latino en ese lugar y le pregunté su procedencia. Ahora lo veo en los torneos de acá, me parece un chico muy educado y amable.
¿Conoce a Nicolás Jarry?
-Cuando nosotros vamos a los torneos, vemos a los jugadores que tienen potencial y con posibilidades de crecer. Me acuerdo que en el Cachantún Open del año pasado, estábamos junto a mis compañeros y dijimos que este chico (Nicolás Jarry), es el próximo Juan Martín del Potro por la velocidad de su saque y derecha. Por suerte está haciendo un buen trabajo y está en el nivel que todos en su momento pensamos. No tiene techo.
¿Qué es lo que viene ahora?
-Esto no para. Ahora el 25 de diciembre me toca ir a Brisbane (Australia), a un torneo que es combinado, ATP Y WTA, pero en esta ocasión voy a ver el sistema "ojo de halcón".
"El 25 de diciem- bre me toca ir a Brisbane (Australia), a un torneo que es ATP Y WTA, pero en esta ocasión voy a ver el sistema 'ojo de halcón'"."
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