Dániza Urrutia Sepúlveda
Nacido, criado y, como le gusta recalcar, malcriado en Antofagasta, Fabián Ossandón es la cara visible de Antofa Segura.
Desde los 17 años se sumergió en el mundo del voluntariado. Su primera incursión la hizo en fundación "Techo Chile" aunque desde pequeño siempre participó en actividades sociales en el colegio. Asegura que siempre le gustó estar contribuyendo a las causas sociales.
Fabián Ossandón se tituló en mayo pasado como ingeniero civil y decidió continuar sus estudios. Actualmente está haciendo un magíster en gerencia pública y desarrollo regional en la UCN. En esa línea a sus 30 años puede decir que durante todo este tiempo de dedicación al trabajo con la comunidad encontró un espacio que le permite complementar la ingeniería civil con el ayudar a sus vecinos.
Antofa Segura ya tiene influencia en Antofagasta...
-Se ha generado un tremendo posicionamiento. Nosotros partimos luchando contra la delincuencia pero nos dimos cuenta que al abordar solo esa temática estábamos frente a un tema muy frío, muy duro, que generaba mucho desconsuelo. A los vecinos el hablar de delincuencia les genera inseguridades y nos dimos cuenta que en Antofagasta hace años atrás la sensación de inseguridad era elevadísima.
Cuando nosotros decidimos hacernos cargo desde nuestro pequeño espacio, sin el apoyo del gobierno, de las autoridades, de los políticos, sino que de vecinos comunes y corrientes que dijeron queremos aportar en algo, dijimos trabajemos por la seguridad en general.
¿Cómo surge el plan de intervención 'Yo cuido la casa de mi vecino'?
-En la observación me di cuenta que había otro problema igual de grande y que no se había abordado y que era la falta de compromiso, la falta de unión, de organización, la falta de sentido de pertenencia y de identidad que tenía Antofagasta. Nosotros con este plan abordamos que el vecino hoy en día tenga la capacidad de unirse, de organizarse, trabajar, participar y que confíe en sus capacidades, sus conocimientos, por una problemática que nos afecta a todos y que es la delincuencia.
Este trabajo lo hacemos pensando en que retorne la tranquilidad y la seguridad no en lo macro de la ciudad, sino que desde lo micro, es decir, la intervención de barrio por barrio, cuadra por cuadra, casi como vecino por vecino, que no es dirigente, que no es presidente de la junta de vecinos.
Allí hemos ganado bastante terreno y somos la institución sin fines de lucro que ha podido ir resolviendo estas situaciones.
¿Cómo fueron los primeros acercamientos en las poblaciones?
-Nos pasó muchas veces en las asambleas que estaba la cara de duda. De qué se trata esto, siempre es lo mismo... pero nosotros sabemos que por diferentes motivos se ha sembrado la desconfianza, la inseguridad, el mirar con otros ojos las intenciones detrás de un proyecto. Por lo mismo nosotros nos damos el tiempo de devolverle la confianza a la comunidad.
Sin ir más lejos la intervención más larga que hemos hecho este 2018 es en la población Lautaro. Partimos en febrero y finalizaremos el 8 de diciembre.
¿En qué consiste la intervención?
-La intervención consiste en conocer la comunidad. Hacer un diagnóstico y así empezamos con la intervención 'Yo cuido la casa de mi vecino'.
Aquí tenemos el apoyo de Carabineros y de la PDI y a los vecinos les entregamos el auto adhesivo para poner en el frontis de sus casas como una señal de organización vecinal. Luego viene la acción y con el equipo de delegados con los que se conforma el proceso, los delegados por cuadra, se empieza a implementar otras instancias de trabajo para prevenir los delitos.
Hemos generado la entrega de silbatos de seguridad donde los vecinos los accionan. Generamos el hábito de estar atentos y alertas a algún sonido si alguien lo está pasando mal, pero no solo en términos de delitos, sino que ante cualquier emergencia. Hemos logrado que los vecinos con sus propios recursos y su organización puedan comprar sus propias alarmas comunitarias.
Esto se ha replicado en varias poblaciones como en Arenales 3 donde se organizaron 12 pasajes. Hemos ido generando el compromiso de la comunidad.
¿De qué forma se sustentan cómo obtienen los recursos?
-Ese es un gran desafío que también ha invitado también a la desconfianza, porque por mucho tiempo se dijo que nos financiaban los políticos, cosa que es totalmente falsa.
El financiamiento que tenemos en un 70% es gestión y el 30% proviene de los dos bingos anuales que realizamos. Se efectúan en mayo y en noviembre. Pero en el último bingo nos llevamos una sorpresa, nos faltaron sillas para ubicar a quienes fueron al bingo.
Eso nos permitió medir el respaldo que va teniendo la fundación. El dinero de los bingos nos permiten costear los traslados, los materiales, etc. Hay que dejar en claro que ningún voluntario recibe una remuneración, menos yo como presidente o parte del directorio. No se puede generar utilidades y todo lo que se recauda debe ser invertido, eso está en los estatutos. El equipo de Antofa Segura está integrado por 20 personas.
¿Cuáles son tus próximos desafíos?
-En lo de Antofa Segura se viene una reestructuración completa donde vamos a generar una mirada más planificada del trabajo.... Hay muchos temas que deben ser abordados desde el rol ciudadano, del antofagastino. Hay que mirar los problemas para trabajar con cualquiera. Nos hemos dado cuenta que a veces está la crítica infundada, los comentarios, pero eso está en contra de lo que queremos, que es trabajar con todas las instituciones.
"Hay muchos temas que deben ser abordados desde el rol ciudadano, del antofagastino. Hay que mirar los problemas para trabajar con cualquiera"."