El pasado viernes 23 de noviembre se celebraba en Estados Unidos el "Viernes negro" (Black friday), celebración del consumo voraz, que toma lugar cada año el día siguiente del "Día de acción de gracias". Como tantas otras tradiciones norteamericanas, el "Viernes negro" ya se instaló en Chile, donde varias empresas de retail inundan nuestras pantallas con ofertones imperdibles, y los rostros de la farándula nos juran que no comprar esas vacaciones al Caribe sería la peor decisión del año.
El mismo día, otro tipo de "Viernes negro" tomó lugar en varias oficinas del aparato estatal, donde decenas de funcionarios públicos fueron avisados que sus contratos no serían renovados. Esto, como parte de la política de austeridad del gobierno, justo casi un mes exacto antes de Navidad. "Hay que reducir la grasa del Estado", ha dicho el Presidente Sebastián Piñera para justificar esta política; y la gobernadora de Antofagasta, Katherine López, se refirió en prensa a este proceso como un "sello político" del gobierno.
Curiosas palabras, considerando que los funcionarios estatales han obtenido sus puestos mediante concurso público, a diferencia de las "autoridades" designadas a dedo quienes, muchas veces, están ahí solamente por cuoteo político, con currículums poco adecuados y una experiencia en el servicio público minúscula en comparación a varios de los funcionarios que despiden.
En Antofagasta, la Seremi de Desarrollo Social a cargo de María Fernanda Alcayaga, organizó su propio "Viernes Negro"; puesto que no se renovó el contrato a dos trabajadoras a honorarios el mismo día de la cena aniversario del ministerio. Las razones son irrisorias: "mal desempeño" se le informó a una de las trabajadoras mejor evaluadas por el mismo Ministerio; y por atreverse a buscar "otra oportunidad laboral", en el segundo caso.
Lo anterior se agrava al considerar que la primera trabajadora es dirigente de honorarios y activista feminista, lo que podría configurar la (cada vez más común) acusación de despido político, arbitrario y/o injustificado.
Lamentablemente, este no fue el único "Black friday" organizado por el gobierno, quien continuó masivamente las no renovaciones el pasado viernes 30. Así, mientras miles de familias sufrían con los cómputos de la Teletón o adelantaban compras navideñas, otros cientos consolaban a sus recién desempleados y afligidos familiares.
Triste manera de terminar el año, considerando el altísimo desempleo y la preocupante desaceleración económica.
Martín Arias Loyola
PhD.