A pocos días de la fecha más importante para el mundo cristiano, Navidad, se percibe en el ambiente un mayor apresuramiento y un exacerbado aumento de la propaganda mediática que insta a comprar. Cada vez nos damos cuenta, desafortunadamente, no todos, como ha sido Cristo olvidado de la Navidad visible. Las vitrinas y los anuncios, en su mayoría televisivos nos atiborran de cosas materiales, de "ofertas de Navidad". ¿En dónde está el verdadero sentido de esta sagrada celebración?
Recuerdo tiempos pasados en nuestra propia ciudad, las vitrinas de las tiendas se lucían con bellos arreglos de nacimientos que celebraban la llegada de Cristo. Hoy reemplazado por grandes bolas brillantes, guirnaldas cada vez más sofisticadas y arreglos ajenos a nuestra propia cultura, renos, lluvias de luces que iluminan sólo en las noches, olvidando que celebramos el más humilde nacimiento de un niño que trajo al mundo la luz inextinguible del amor y la vida eterna.
Ese inocente niño nacido en un lejano pesebre de Belén, cuya sagrada familia nos da ejemplo de humildad, paz y fe a toda prueba, ha sido paulatinamente reemplazado por la inagotable sed del consumismo que nos sumerge en una soledad aún mayor de la que ya vivimos, en apuros económicos y mayores preocupaciones. Estimados lectores, he sido testigo de una cliché expresión en estos días: "Qué tremendo, ya viene la Navidad y los grandes gastos". Qué gastos más inútiles, reflexiono. Realmente Navidad debiera ser la más bella fecha del año para reunirse en familia, reconciliarse con quienes hemos tenido una humana diferencia y por supuesto dar gracias al Niño Jesús.
Feliz Navidad ha sido incluso reemplazado en grandes anuncios luminosos o de comunicación masiva por: "Felices Fiestas"… Las grandes tiendas se atiborran de grandes osos, gnomos, ciervos, viejitos pascueros o papás Noel y demás "habitantes" de creativas mentes, que sí traen una magia a esta fecha, en especial a los niños y en ocasiones a los ya no muy niños.
Siempre he afirmado que Navidad es la época en que más se viaja, todos queremos estar cercanos con nuestros seres amados, también sin querer viajamos al interior de nuestro ser, recordando a nuestros seres queridos y los instantes vividos cuando estuvimos juntos a ellos, no entre regalos materiales, sin duda recordamos su amor y maravillosa compañía en otras navidades ya pasadas. Que esta Navidad celebremos lo más importante, el amor y veamos a Cristo presente en nuestras familias, amigos más queridos y en cada prójimo. Feliz Navidad!
Martín Bretón
Magíster en Política Educacional