Traduciendo a una guagua
Publicado originalmente en 2014, "Pequeñas labores", de Rivka Galchen (Hueders) fue traducido por la pareja de escritores Jazmina Barrera y Alejandro Zambra, quienes acaban de convertirse en padres.
Si alguien busca un manual de instrucciones sobre la maternidad, "Pequeñas Labores" no es la referencia. Sí y no. No porque se aleja de plano de los libros de autoayuda que suelen sermonear a las madres primerizas o a las mujeres que se preparan para serlo. Sí, porque desde la mirada materna de su autora se pueden encontrar identificaciones, semejanzas con la cotidianidad en la que nos vemos implicadas quienes nos entregamos a la procreación y la crianza.
Antes de convertirse en escritora, la canadiense Rivka Galchen (1976) estudió Medicina. Ya graduada, cerca de sus 30, se acercó a la literatura cursando una maestría en escritura creativa en la Universidad de Columbia, donde hoy hace clases. Reconocidos son sus anteriores trabajos "Perturbaciones atmosféricas" y "American Innovations". Pero "Pequeñas Labores" es distinto: "Definitivamente fue el libro más inconsciente que he escrito y probablemente escribiré", ha dicho. Galchen partió escribiendo pequeñas notas que se hizo a sí misma en sus primeros meses de maternidad, "cuando estaba insomne y algo loca", como ha descrito. Y luego esas notas fueron creciendo hasta transformarse en este breve "joyero literario donde caben relatos, ensayos, listas y aforismos acerca de los bebés, pero también acerca del Genji Monogatari, Frankestein, Godzilla, Donkey Kong y El libro de la almohada". Así de variado y erudito.
Precisamente Galchen modeló este libro con "El libro de la almohada" de la escritora japonesa del siglo X, Sei Shonagon quien recopiló listas, ensayos y pensamientos ociosos de pequeños detalles de la vida. Conmovida con el humor empleado por la nipona, y por el hecho de que fue escrito por una mujer, en japonés -en un momento en que el chino era considerado como el lenguaje "serio" de la poesía y la política- Galchen quería escribir un ensayo sobre ella, pero también sobre otra autora japonesa del mismo siglo, Murasaki Shikibu, y su "Genji Monogatari". Luego nació su primera hija y este proyecto original mutó a "Pequeñas Labores". Un libro con un carácter tan salvaje como aquellos escritos por las autoras japonesas "cuyo único poder era su encanto".
En "Pequeñas labores", Galchen trata a su hija como un animal ("mi puma"). Otras veces, como un monstruo: "Te encanta tocar el metal, correr encima de las rejillas del metro, las puertas que conducen a almacenes subterráneos, las alcantarillas… te frustras mucho si se te niega la oportunidad de correr sobre estos metales. Ahora entiendo a Donkey Kong". Pero siempre con la delicadeza y el asombro mamífero de quien descubre poco a poco a su nueva guagua.
"Pequeñas Labores" es una suma de postales. Reflexiones deliberadamente desordenadas que se inician con esta advertencia: "En los libros para niños no siempre hay niños. Hay animales o monstruos y ocasionalmente niños que se comportan como animales o monstruos. En los libros para adultos casi siempre hay adultos". Hay crítica y mordacidad, un humor negro que atrae. Galchen se desdobla de su rol y es capaz de observar y transmitirnos los desafortunados comentarios de una vecina descuidada o su obsesiva relación con el color naranja que se ha puesto de moda en la ropa y el diseño de muebles para niños. "¿Qué clase de droga es un bebé?" se pregunta.
El antimanual
El tercer libro de Rivka Galchen -también autora de artículos en The New York Times, Harper's y The New Yorker- fue publicado originalmente en 2014. Hueders lleva a las librerías chilenas a la autora en una cuidada edición traducida al español por los escritores Jazmina Barrera y Alejandro Zambra. "Estábamos buscando libros sobre crianza y bebés, porque acabábamos de tener un hijo, y nos estaba costando encontrar literatura sobre esos temas. El libro de Rivka nos pareció refrescante, divertido y muy inteligente. Nos encantó y quisimos traducirlo", cuenta Barrera. "Ella nos ayudó mucho con nuestras dudas y se involucró en las decisiones de diseño también. Nos encantó trabajar con Rivka".
La prosa de Galchen es sencilla, sin embargo sus traductores se enfrentaron a la complejidad de sus construcciones. "Hubo un fragmento que dependía de varios juegos semánticos con la frase wipe out (que significa a la vez secar y agotarse), que tuvimos que resolver con imaginación", explica Barrera.
-Los traductores de Bolaño decían que tuvieron que pelear con las jergas, que hay pérdidas inevitables en el trasvasije. ¿Cuál fue el porcentaje de obra derramada por el camino en su tarea de traducción al español y al mexicano?
-Ese siempre es el riesgo de la traducción. Esta vez decidimos hacer dos versiones: una en español mexicano y otra en español chileno. Uno de los motivos principales era la palabra baby, que se repite tantas veces en el libro. En México nadie dice guagua, y en cambio en Chile sonaba extraño decir sólo bebé.
¿Cómo dieron con las palabras adecuadas?
-Este es un libro muy coloquial, así que no fue fácil encontrar las correspondencias en el español de México y Chile. Tuvimos que ensayar muchas veces y leer y releer el libro y nuestra traducción en voz alta. ¡Ojalá lo hayamos logrado!
-Desde tu experiencia de la maternidad ¿Cómo recibiste este texto? ¿qué ideas despertó?
-Me pareció una lectura deliciosa. Los manuales de maternidad están enfocados en los peligros, las enfermedades, todo lo que puede salir mal; son útiles y a la vez deprimentes. De hecho, según un estudio, las madres que leen más manuales de maternidad tienen más posibilidades de padecer depresión postparto. En cambio este libro está escrito desde el asombro y la experiencia vital, con una visión muchas veces crítica pero siempre llena de sentido del humor. Es un libro que te salva de la angustia de ser madre primeriza.
-Como lectora, ¿qué observaciones de la autora te despertaron más interés?
-Mis fragmentos favoritos son los que hablan del lenguaje de la puma (así le llama a la bebé). Donde describe el sentimiento intoxicante de comprenderse y comunicarse con esa especie de animal exótico que es un bebé.
-¿Qué no te gustó del libro?
-Estoy tentada a decir que su brevedad, porque hubiera podido seguir leyéndolo durante muchas páginas más. Pero la verdad es que eso también tiene su encanto.
-La autora tiene un pensamiento "envidioso": "que un hombre puede tener una guagua sin que su pareja lo sepa". ¿En la crianza te ha venido un pensamiento "enloquecido", como le llama ella?
-He pensado muchas veces que me encantaría que Alejandro pudiera embarazarse de mí. Me encantaría acompañarlo y compartir esa experiencia desde ese otro punto de vista. No quiero tener otro hijo, pero si pudiera ser el padre esta vez, lo pensaría.
Alejandro zambra y jazmina barrera acaban de tener un hijo, silvestre. Para enfrentar la crianza, tradujeron a Galchen.
Rivka Galchen
Editorial Hueders 116págs.
$ 12 mil.
Por Alejandra Delgado
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