Un equipo de investigadores chilenos, del Centro de Nanotecnología Aplicada de la Universidad Mayor, desarrolló microscópicos biopolímeros, equipados con feromonas, capaces de desorientar hasta la muerte a la llamada polilla de la uva ("lobesia botrana"), una de las grandes amenazas para la agricultura del país.
La polilla ataca no solo a las uvas, sino también a otras frutas que se cultivan, principalmente para la exportación o elaboración de vinos, como los arándanos y las ciruelas.
El doctor Fabián Ávila, lider del estudio, señaló Agencia Efe que esta tecnología, que se degrada sin contaminar el suelo, podría ser transferida a iniciativas para combatir otros problemas del sector, como la sequía.
Se trata de una jaula más pequeña que una bacteria, elaborada con productos biodegradables derivados de caparazones de crustáceo y algas marinas, que puede almacenar las feromonas capaces de desorientar, durante su apareamiento, a los machos y hembras de la polilla.
"Si el macho y la hembra no se encuentran, no hay descendencia. Es una barrera amigable, porque no hay químicos", destacó el doctor Ávila.
El proyecto apunta a incorporar tecnología ambientalmente amigable en zonas de cultivo, para reducir el uso de pesticidas químicos.
Los polímeros son formados por la unión de cientos de miles de moléculas pequeñas, que constituyen cadenas de formas diversas, desde escaleras a redes tridimensionales, y los hay naturales o sintéticos.
"Lo que hacemos es manipular esos elementos y darles una estructura capaz de contener mayor cantidad de la feromona sexual, para que luego se vayan emitiendo al ambiente", explicó Ávila.
La polilla de la vid, originaria de Europa, fue detectada por primera vez en Chile en 2008 en Linderos. Aunque desde hace 10 años existe un plan nacional a cargo del Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) para combatirla mediante químicos y otros métodos, solo se ha logrado limitar los daños a no más del 40 % de los cultivos.
"A pesar del tiempo, no se ha logrado erradicar. Es muy difícil, porque (la polilla) se escapa y se esconde en épocas de hibernación, migrando y sorteando los sistemas de vigilancia", advirtió el doctor Ávila.