Julián Olave, es profesor de historia y con regularidad va de compras con su pequeño hijo a Mall Plaza Antofagasta. Durante estos paseos, suele desviarse al Cine Hoyts, pero no precisamente para ver una película.

Olave camina directo a una de las máquinas de Street Fighter instaladas hace un tiempo en el lugar, las cuales se han transformado en una secreta atracción para los nostálgicos de este tipo de juegos.

Allí, en un rincón del cine, y mientras el público general hace fila para entrar a alguna sala, este antofagastino regresa a su infancia con una de las primeras sagas de videojuegos que recuerda haber jugado en el mítico "Galáxica 20".

Monedas

Su hijo es el encargado de insertar las dos monedas de cien pesos que cuesta el juego. Olave no es novato y tiene su preferencia clara. De inmediato elige a Ryu, poseedor del poderoso golpe "Hadouken".

Mientras su padre oprime los botones y da bruscos giros a la palanca de la máquina, el niño sólo observa los movimientos del karateca con el cintillo en la cabeza, y se maravilla cuando en la pantalla aparece la palabra winner (ganador).

"Es un viaje a la nostalgia y la infancia. Uno cuando era chico se emocionaba con estas máquinas", comenta el jugador, mientras inicia el combate con un nuevo rival, siempre acompañado de su hijo.

Clásicos

La industria de los videojuegos avanza a pasos agigantados, incorporando nuevas gráficas y mejoras en la jugabilidad de sus productos.

Sin embargo, los más nostálgicos aún prefieren el clásico arcade, por sobre las modernas consolas.

Lo bueno para ellos es que estos aparatos siguen existiendo en Antofagasta. Más sofisticados, pero manteniendo mucho de su esencia original.

En cine Hoyts, por ejemplo. También hay en algunos restoranes y bares, y lo cierto es que son atractivos importantes para el público que ronda los 40.

Olave explica que muchos recuerdos de su infancia y juventud están marcados por el auge de estas máquinas.

"Recuerdo que estaba el Street Fighter y el primer Mortal Kombat, cuando tenías que matar a Goro, que era invencible. Había varios juegos y uno se peleaba con los amigos también para juntar las monedas para jugar", relata.

Durante los años 80, las máquinas Arcade masificaron los videojuegos en el mundo. En Chile el fenómeno también llegó y de a poco migró hacia los computadores Atari.

Posteriormente, a principios de los 90, la industria de los videojuegos comenzó a masificarse y con ello a apoderarse del mercado infantil y adolescente en cuanto a ventas.

En Antofagasta, a inicios de los 90, la tienda "Galáxica 20" ubicada en Prat con Matta (donde hoy existe un minicasino), trajo a la ciudad juegos como Street Fighter, Fatal Fury, The King of Fighters 95, entre otros. Hasta mediados de 2005 era un centro de juegos de gran concurrencia.

En ese local decenas de jóvenes y adolescentes se daban cita todos los días. Se jugaba con fichas y un buen "gamer" conocía todos los trucos para "terminar" el juego.

Cambios

Jonathan Díaz, es periodista y un aficionado de los videojuegos. Asegura que muchos jóvenes de hoy no tienen idea de quiénes fueron los "padres de sus actuales juegos".

"Veo casi a diario como los más chicos no saben o no han visto jamás un Atari, un Super Nintendo", declaró.

Gabriel Rivera, otro aficionado a las arcade, asegura que la experiencia que ofrecen estas máquinas es completamente distinta a las de una consola actual.

"El modo de juego es muy distinto, son otras las técnicas. A mí en particular me trae recuerdos de cuando me traían al Lider y el arcade estaba en pleno auge. El Marvel vs Capcom me trae recuerdos y siempre lo juego con mis amigos cuando vamos a algún bar", explica.

Pese a que ya no son tan masivas como antes, aún hay ciertos puntos donde se pueden encontrar "flippers".

En Cine Hoyts tanto en Mall Plaza como en el supermercado Lider, están los juegos Street Fighter IV y Mortal Kombat II.

Restoranes como Royal Ranch y el Bar Nómade también los tienen a disposición de sus clientes.

Las máquinas de arcade también son muy fáciles de adquirir en páginas de compraventa por internet, donde sus valores varían entre los $250 mil hasta los $550 mil.