La crisis que sufre Osorno abrió todo un debate en torno a la conveniencia de las concesiones de actividades estratégicas a la gestión de empresas privadas. Como se sabe, se trata de una discusión polémica, ya que es muy política, en especial en el caso de las carreteras y las sanitarias, por tratarse de espacios vinculados a los caminos y el agua.
Pero el modelo está presente también en puertos, aeropuertos y hospitales, entre otros, con mejores o peores resultados, dependiendo de los énfasis y desarrollo que impongan las gerencias respectivas y la atención de la autoridad.
Así por ejemplo es el caso de Aguas Antofagasta, hoy controlada por el grupo colombiano EPM, que, a la luz de las inversiones ejecutadas, ha realizado muchas más obras e inversiones que los controladores anteriores de Antofagasta plc. Hasta hace algunos años, la sanitaria regional era una de las que presentaba una de las utilidades más altas, pero era una de las que menos invertía en el país.
Otra vez aparece el mismo problema: entre la gestión particular y el control de las autoridades, pueden observarse enormes diferencias en los resultados.
En el plano más general, parece obvio que en la década de los 90 e inicios del 2000 la decisión de concesionar fue una correcta, teniendo presente que el Estado no tenía capacidad para avanzar en estos desafíos multimillonarios.
Hoy, los resultados están a la vista. La Ruta 5 se implementó entre Caldera y Chacao, es decir, por casi dos mil kilómetros, a los que se suman otras autopistas interiores como las existentes en Antofagasta, Biobío, Metropolitana y otras.
Pero existen -como dijimos- otras opiniones. La más radical alude a que el estado tome el control de éstas.
¿Es esa la solución? Desaparecerán los problemas porque el sector público comience a dirigir determinadas áreas. La respuesta es no.
Lo que se requiere es ciertamente un Estado más fuerte, lo que no significa que asuma un rol de empresario, sino de regulador, con capacidad de castigo y de modelar lo que se quiere imprimir y de aquello falta mucho en demasiados sectores de la sociedad.