La gran mayoría de los que participaron de las redes de las adopciones ilegales en Chile, no tendrá que rendir cuentas a la justicia. Muchos, de hecho, ya están muertos. Fallecieron, posiblemente, sin remordimientos. Incluso más de alguno debió pensar con cierto orgullo, hasta sus últimos días, que obró bien. Que sacó a niños de la pobreza para entregarlos a familias más aptas, del barrio alto o de Europa.
Pero así como ocurrió con los abusos en la Iglesia Católica, la verdad incómoda es que el poder, cuando se deja sin control, tiende a cometer abusos.
Lo que se sabe hasta ahora en torno a las miles de adopciones ilegales realizadas en Chile entre las décadas del 60 y 80, es que participaron médicos, matronas, religiosos, asistentes sociales e incluso jueces. Que se hizo dentro de hogares de menores, de hospitales y de algunas de las clínicas más exclusivas de Santiago. Que en algunos casos quienes participaron de estas redes recibieron pagos. Que aunque en algunas madres entregaron a sus hijos "voluntariamente" o por presión familiar, en muchos otros casos se engañó a los padres, diciéndoles que sus hijos habían muerto. No se les entregaron los cuerpos ni documentos.
Uno de los casos involucra a un centro llamado Cerni, de Calama. El niño quedó internado en ese lugar porque nació prematuro. Un día la madre fue a verlo y le dijeron que lo habían entregado en adopción. Eran los años 80, tiempos en que el poder tenía aún menos control. A pesar de los reclamos de la mujer, las instituciones no le hicieron caso, no le devolvieron su hijo y al niño se le perdió el rastro gracias a la manipulación de papeles en las que debe haber participado necesariamente un funcionario público. Pero esa mujer acaba de encontrar a su hijo -ya adulto- tres décadas después, acá en Antofagasta. Ese viejo dicho "la verdad siempre sale a la luz" con este caso parece ser más que una frase esperanzadora.
Tal como en el caso de los abusos en la iglesia, es solo gracias al trabajo de las víctimas de las adopciones ilegales, y de agrupaciones como Hijos y Madres del Silencio, que se está consiguiendo algo de verdad y justicia.