¡Ha muerto Gaytán!
Estaba enfermo, lo sabíamos. El dolor no lo abandonaba, era invalidante. Aún así, lanzó su "Con voz de Mujer", en la Biblioteca Regional. A la hora en punto, una voz un tanto cansina, nos saludó. Era Sergio, que no podía estar de pie y nos hablaba desde las alturas de la sala de sonido. A medida que avanzaba en minutos, su voz fue creciendo hasta llegar a ser la voz estentórea, grave, del "Negro", esa voz que hablaba de su libro, de desconocimiento de la Literatura Femenina Nortina, de injusticias y que no tenía "pelos en la lengua". Ese era el "Negro". Nada, ni siquiera el dolor o la enfermedad lo acallaban al momento de defender su verdad
Es el 3 de octubre. A las 21 horas, Patricia Monárdez informa "Sergio muy grave. Sólo hay que rezar". Nos fuimos al Hospital. Logramos entrar. Estaban sus hermanos. Sergio en sopor. Sostuve su mano y le musité que los Gaytán son longevos, que tenemos tanto que hacer, que Isadora te necesita… De pronto, advierto que se detuvo su respiración. Patricia corre a buscar a la doctora. Mi marido se acerca y…. Sergio había partido. Sus hermanos Mónica, Marianela, Fernando, Jaime se abrazan. Todos lloramos… 23:15 horas.
Y queda el dolor… La incredulidad. Un hombre tan valioso, el amigo capaz de darlo todo en nombre de la amistad. Desprendido, ayudaba a quien se lo pedía. Formador de jóvenes, creador de grupos de conversación, participante activo de tertulias y buenos brindis. Pero, eso sí, para quienes no lo conocían, les alejaba su rostro hosco, ceñudo, como de eterno enojo. Es que a Sergio le molestaba la ignorancia de quienes, teniéndolo todo a mano, eran incapaces de aprender, de crecer. Pero esa apariencia adusta, severa, ese gesto duro e intransigente, era su coraza. Porque Sergio Gaytán era un hombre de gran corazón, gran amigo de sus amigo.
Doy gracias a Dios por haber compartido su amistad, su hogar, su mesa, sus conversaciones. Por haber recibido tantos conocimientos. Para nosotros, Ossa 2284 fue nuestro ayllo., la casa de tdos.
Sabella escribió y se aplica a Gaytán: "Su muerte es luto para llorar con entraña de hermano. Lo lloramos y lo sentimos en el cénit de su autenticidad creadora".
María Canihuante Vergara