Ideas, exigencias y evaluaciones
Hoy abundan los eslóganes, el grito, lo políticamente correcto, pero poca reflexión respecto a lo que es correcto y dónde está el bien común. Hay una pobreza evidente. La carencia de propuestas, pocas exigencias y ausencia de evaluaciones, le están pasando la cuenta a la autoridad (de todos los sectores) que están cada vez más superados.
Antes hemos dicho que uno de los principales problemas de la clase política actual tiene que ver con la falta de ideas, de sueños posibles, lo que se vincula con la deteriorada formación que entregan los partidos políticos.
Y esto es tan curioso, como peligroso pues el mundo actual es muy político. Sin embargo, en esa confusión, con la ausencia pedagógica, se ha agudizado el desorden de la ciudadanía que no entiende bien cuáles son las diferencias de uno y otro sector... Grupos que están cada vez más carentes de propuestas y, por tanto terminan presionados por grupos de interés que logran posicionar ciertos debates.
Lo fue la gratuidad en la educación, propuesta que generó consenso en la población y lo es hoy la rebaja en las horas de trabajo.
Muchos coincidirán en que se trata de "logros", pero debemos recordar que la vida no es lineal, sino un ir y venir, un transitar entre consensos sociales que no siempre terminan en bien común, por más genuino interés que exista en aquello.
Por ejemplo, cambiemos el eje con el citado "avance" en la gratuidad. ¿Y qué hubiese pasado si este esfuerzo económico se hubiera entregado a la educación preescolar, que es donde se juega el futuro de las personas? Pero claro. Los infantes no protestan, no exigen salidas de ministros, ni cuentan con el apoyo de la clase política.
Otra opción sería mejorar las cuestionadas pensiones. ¿No es acaso más urgente, para muchos, resolver este ámbito tan primordial para la tercera edad? O la salud, o la delincuencia.
¿Qué es lo correcto, o qué es mejor? ¿Qué puede traer más beneficios a la sociedad? ¿Dónde invertir/ gastar, en definitiva?
Eso es la política, que debe estar apoyado en lo técnico para crear el futuro que la sociedad desarrolla con el consenso de la clase dirigente y quienes ostentan el poder.
Es aquello lo que le falta a Chile, lo que si se hiciera bien e informadamente, sería un enorme espacio de educación cívica para la gente y la discusión social que hoy parece estar derechamente en crisis.