Utopía
En esto de las llamadas hermandades latinoamericanas, me informo que por Baires anduvo una delegación de cubanos culturales con trova, habaneras poéticas y todo. Hubo intercambio de ritmos y aplausos varios, para más de un cuarteto de tangos. Uno de los encuentros fue en el bar restó "Macedonio Fernández", de la biblioteca nacional argentina.
Han dejado testimonio en la prensa, con sentida emoción, por ese Buenos Aires querido y han vivido la utopía de la amistad. Han ganado muchos recuerdos y estos, a su vez, vuelven a despertar los propios; como "subir por Arenales", la no tan mítica calle de uno de los poemas de Borges; haber disfrutado del verdor y de las aguas de Tigre, que en sus inicios lejanísimos e indígena fue un puerto fluvial apto para el contrabando. Hoy un privilegiado y topísimo barrio diseñado por las inmobiliarias.
Volver a hojear las páginas de ese gigante que ES, de ese loco tremendo de la novela y la prosa antes de la vanguardia, puesto que Macedonio sigue siendo un ES. Allá los siúticos con fue, porque un grande siempre será un ES. El de obras como No toda vigilia es con los ojos abiertos, Papeles de recienvenido, Cuaderno de todo y nada y, sus calificativos para Adriana Buenos Aires, última novela mala y Museo de la novela eterna, primera novela buena. No haberlo leído es no entender a Borges ni a Cortázar. Es el necesario punto de partida y llegada.
Esto a propósito de diálogos y lecturas con Fidelito Díaz, de la revista cultural El Caimán Barbudo. La revista "dejó de salir durante la crisis económica en los 90; reapareció en 1966, ya con la actual frecuencia bimensual y una tirada de 20 mil ejemplares".
Pero también lo ha hecho en tiradas de 50, 60 y hasta 100 mil ejemplares. En ese equipo el periodista Rafael Grillo, de quien aquí se dio a conocer su mirada sobre Antofagasta y la Filzic. Grillo: "Sé que estoy sobre el trópico de Capricornio y sin embargo la temperatura está por debajo de los 20 grados, invernal para un cubano".
Sergio Gaytán M. , investigador literario, escritor