Pese a que es una potencia en el manejo de la ovalada, Sudáfrica no llegaba como favorito a la definición del Mundial de Rugby, en Japón. Al contrario, era el combinado inglés el que se presentaba como máximo candidato para quedarse con el título, sobre todo tras haberse impuesto en la semifinal al bicampeón Nueva Zelanda.
Sin embargo, el estadio de Yokohama fue testigo desde el primer minuto que el escenario para el elenco británico sería muy distinto de aquel duelo ante los All Blacks. Esto, porque los Springboks comenzaron a presionar desde el primer minuto anulando la intensidad y velocidad de los europeos, que buscaban su segundo título mundial tras consagrarse el 2003 en Australia.
Los sudafricanos tomaron ventaja sobre los ingleses a base de penales en la primera mitad, y lograron mantenerla y ampliarla en el segundo tiempo gracias a dos ensayos, los primeros y únicos del partido que terminaron por decretar el triunfo por 32-12 para el equipo dirigido técnicamente por Rassie Erasmus.
A punta de penales
Los primeros 40 minutos transcurrieron con una sucesión de lanzamientos de castigo para ambos equipos, cuatro del lado sudafricano transformados por Handre Pollard y otros dos por el inglés Owen Farrell, que dejaron el parcial en 12-6, en favor de los africanos.
Ventaja merecida a esa altura pues los verdes tuvieron la inteligencia para llevar el juego al terreno que más les convenía, aplacando las virtudes de su rival.
En el segundo tiempo, el conjunto de la "Rosa" intentó recuperar el rendimiento que lo llevó a la final, pero pese a sus intentos, Sudáfrica estuvo a la altura, sobre todo con el buen trabajo de sus forwards.
De esta manera debió conformarse con descontar a través de penales, tal como en el lapso inicial e incluso estuvo cerca de disminuir la ventaja de su rival a sólo tres unidades, pero Farrell erró un lanzamiento fácil para el nivel de sus pergaminos.
Luego de ello, nuevamente Pollard estiró la diferencia sentenciando el curso definitivo del pleito.
Cuando sólo quedaban 15 minutos para el término del encuentro, llegó el primer try del duelo. Una gran jugada por el sector izquierdo de la ofensiva de los Springboks culminó en el ensayo de Makazole Mapimpi, que junto a la conversión de Pollard amplió la ventaja de los Springboks a 25-12.
Pese a la diferencia, el quince europeo buscó en los minutos finales acortar la distancia, pero la defensa sudafricana no mostró fisuras rechazando todos los desesperados embates del conjunto adiestrado por Eddie Jones.
El golpe final
El wing Cheslin Kolbe aprovechó los espacios dejados por Inglaterra y anotó otro try en el minuto 74, que sumado al pateo de Pollard abrió una distancia ya insalvable para sus rivales (32-12) que debieron conformarse con el subcampeonato.
El trofeo conquistado por los sudafricanos es el tercero de su palmarés, con lo que igualan a Nueva Zelanda como la selección con más mundiales en su haber, tras los éxitos de 1995 y 2007.
En el camino al título debutó con una derrota en la etapa de grupos frente a Nueva Zelanda (13-23) y posteriormente superó sucesivamente a Namibia (57-3), a Italia (49-3) y a Canadá por (66-7). Luego, por los cuartos de final, los Springboks vencieron a Japón (26-3) y en semifinales superaron estrechamente a Gales por 19-16.
3 títulos mundiales suman los Springboks tras la conquista de ayer: ganaron en 1995, 2007 y 2019.
1 derrota cosecharon los sudafricanos en su camino al título y fue en el debut ante Nueva Zelanda (13-23).
2023 se disputará la próxima edición de la Copa del Mundo que tendrá como país sede a Francia.