Recordando a De Rokha
Ideológico y contestatario, las profundas convicciones de Pablo de Rokha lo opusieron a la crítica no preparada para comprender y respetar su trabajo en la diversidad de su propuesta, tal como ocurrió con otros adelantados en Chile, Juan Emar por ejemplo.
La obra se puede calificar como un trabajo post-vanguardista, pese a que en lo contextual su labor escritural se halle inmerso en el boom y decadencia de los grandes ismos; en sus páginas lo que brilla es el uso de recursos antipoéticos, híbridos e hiperbólicos que se debaten entre una visión mítica, totalizadora y metafísica de la realidad, del ser como parte del todo universal y en esa medida como consciencia comunicante del cosmos a través del lenguaje.
Su canto poético constituido por una intertextualidad mesiánica y parabólica con el génesis y otras figuras como el culto ditirámbico a Dionisio, se dibuja ambivalente y contradictoria, por su razón descreída, fatal, al tanto de su precariedad y el dolor de enfrentar el fracaso como una irreductible posibilidad, lo que nutre su expresión con elementos grotescos, carnavalescos y escatológicos; rompe con una concepción unitaleral de belleza y lirismo, opta por el balbuceo, la fragmentación y la vertiente erosionada de la palabra como prosa que revela en su fluir ideas conectadas por la reiteración, la disparidad de voces que se superponen como un gran muro profético y expresivo que hace de lo popular un universo y lo cósmico un sentir y proceder.
Pablo Acevedo en su texto El embrión cósmico de Pablo de Rokha, dice: "Frente a un universo grotesco, finito, mal construido, el ego poéticum se presenta como "hombre-ataúd" (mortalidad) en una entonación mágica y obscura de resonancias enigmáticamente perturbadoras o caóticas (danza oscura, canciones degolladas, horrores, bestia ruidosa, catedrales hundidas, lúgubre, abismos, trágico, capa raída), en torno a una alterada trasposición profesional (automovilista, tallador, bailarín, vendedor)".
Daniel Rojas Pachas, escritor, Arica