La obesidad día a día gana terreno. La llamada pandemia del siglo XXI se extiende por el mundo, convirtiéndose en un problema de salud global. En Chile la mal nutrición por exceso (obesidad y sobrepeso) presenta una tendencia al alza más que preocupante. Así lo reveló un estudio realizado por la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) que ubica a nuestro país con la más alta tasa de obesidad y sobrepeso (74% en la población adulta) entre los países del foro, superando a México (72,5%) y Estados Unidos (71%). Además, un informe de la Federación Mundial de Obesidad (WOF, por sus iniciales en inglés), predice que, en el plazo de una década, 774 mil 674 niños, niñas y adolescentes de nuestro país serán obsesos (estudio "Primer Atlas de Obesidad Infantil 2019").

La nutricionista Catalina González, académica de la Escuela de Nutrición y Dietética de la Universidad de Valparaíso y doctora en Salud Pública, señaló que Chile presenta una prevalencia alta y creciente de la obesidad desde los primeros años de vida. "La epidemia de la obesidad en el país es transversal, afecta a todos los grupos etarios, más o menos desde los dos años de edad hasta la vejez y a todos los niveles socioeconómicos, pero en especial a los estratos medios y bajos".

La académica sostuvo que el actual escenario es el resultado de una alimentación rica en alimentos ultra-procesados bajos en fibra, altos en energía, grasas saturadas y azúcares refinados. Además, la vida moderna impide el gasto de la energía consumida, por lo que nos encontramos ante una epidemia de enfermedades crónicas no transmisibles".

Tal como lo afirmó la doctora González, las personas con obesidad tienen una mayor probabilidad de sufrir problemas de salud, como diabetes , hipertensión, nivel alto de colesterol y triglicéridos en la sangre, ataques cardíacos debido a enfermedad coronaria, insuficiencia cardíaca y accidente cerebrovascular; problemas óseos y articulares y algunos tipos de cáncer, por nombrar algunos.

Agregó que "la obesidad representa una pesada carga económica para el sistema de salud, tanto público como privado. En un informe de la OCDE se señala que el incremento del número de personas con un alto índice de masa corporal está saturando los presupuestos de salud debido al alto costo de las enfermedades crónicas asociadas al sobrepeso. En 34 de 36 países de la OCDE más de la mitad de la población tiene ahora sobrepeso y casi una de cada cuatro personas es obesa".

La nutricionista explicó que "para abordar la epidemia de obesidad y enfermedades crónicas no transmisibles, el Estado ha invertido valiosos recursos en programas como 'Elige Vivir Sano', que promueve la alimentación saludable, actividad física, vida en familia y vida al aire libre. A esta iniciativa se suman la Ley 20.606 sobre Composición Nutricional de los Alimentos y su Publicidad; la Estrategia Comunas, Municipios y Municipalidades Saludables; Nuevos Indicadores de Calidad Educativa, Hábitos Alimentarios, Vida Activa y Autocuidado; y el Plan Contra la Obesidad Infantil de la Junaeb.

Sin embargo aún hay mucho por hacer. Todas las políticas y programas mencionados se han convertido en importantes desafíos para las instancias que deben implementarlos debido a las complejidades que implica su puesta en marcha o ejecución y porque parte de las acciones quedan bajo la responsabilidad de los municipios, a través de estrategias de promoción de salud.

Los municipios deben gestionar acciones técnicas y políticas destinadas a producir cambios que mejoren la calidad de vida de la comunidad y que, al mismo tiempo, incluyan la mirada de distintos actores involucrados. Sólo así la promoción de salud permitirá un mejor impacto y evaluación de las políticas. En la Conferencia Mundial de Promoción de Salud en Shanghái (2016) se presentó a la promoción de salud como una pieza clave para los objetivos de desarrollo social. Además, actúa en el ámbito de las políticas públicas, la creación de entornos favorecedores de la salud, desarrollo de habilidades personales para la salud, fortalecimiento de la participación comunitaria y reorientación de los servicios de salud, prioriza la equidad y el gobierno local.

Tomando la experiencia de la Municipalidad de Quillota, que desarrolló una ordenanza municipal de promoción de salud (2017) para garantizar una vida sana y bienestar para todos y todas en todas las edades, incluyendo entornos saludables, alimentación saludable y actividad física, la doctora González inició un estudio que analiza la generación, desarrollo e impacto de la ordenanza. Respecto a la investigación, que se encuentra ya en su última etapa de desarrollo, la académica señaló: "Ha sido muy enriquecedor y la importancia de la experiencia radica en la comprensión de los actores involucrados, reconocer las fortalezas, debilidades, barreras y las distintas miradas que influyeron en todo su proceso de elaboración. Hasta ahora el análisis muestra que no basta con el trabajo de los expertos o equipo técnico, el escuchar y considerar la voz de la comunidad es crucial para que la elaboración de la ordenanza que derive en un programa de promoción de salud comunal termine siendo eficaz, viable y sostenible en el tiempo".