Andrés Sabella según Volodia Teitelboim
A Andrés lo conocí cuando llegamos a Santiago a estudiar Derecho, él desde el norte y yo desde el sur. Nuestros caminos se juntaron en un tiempo mágico, allá por 1934, cuando vivía en calle Marcoleta.
Sabella era el alma de poetas y artistas plásticos. Gustaba de asociar la literatura y la plástica, reuniendo a los artistas, haciendo larga la noche. Compartía con aquellos, que como él, venían de provincias. Era un maestro, era el que organizaba a la juventud en un ámbito literario. Era un gran charlista, un charlista increíble, de interesantes conversaciones.
Andrés era social y generoso, bondadoso, respetuoso, asequible, buen espíritu. Andrés era un ser admirable, un gran soñador, un gran romántico. Vivía en función de la belleza, del amor a las personas, a sus semejantes.
A la Escuela de Derecho asistía con cierta regularidad. Allí sobresalió en la Cátedra del Trabajo. Nuestro Profesor lo nombró Ayudante. Como hablaba muy bien y escribía espléndido, era un ayudante de lujo. Su trabajo lo asociaba con los obreros de la pampa, que había conocido en sus viajes a Antofagasta. Por esto, sus clases eran mejores que la del Profesor titular.
Nosotros éramos poetas jóvenes. Casi todos veníamos con el sueño de Martín Rivas: conquistar la capital. Andrés no, ése no era su derrotero. Sabella sólo quería volver a Antofagasta, volver para toda la vida. Ahí está su tierra, su Norte Grande, sus gentes, sus luchas, sus sueños.
Sabella le dio a su tierra grandes satisfacciones. Por ejemplo, es increíble que un ser individual sea capaz de publicar la Revista Hacia durante tantos años, publicando a poetas consagrados y emergentes, repartiendo gratuitamente arte y cultura. Dejé de verlo por muchos años, pero sus escritos siempre llegaron a mis manos.
Andrés vivía en poesía y para la poesía. Era un maestro socrático que explicaba sus escritos, sus poemas, con fuerza y claridad.
Con conocimiento de causa, afirmo que Andrés Sabella es el intelectual antofagastino más notable a nivel del país. Por derecho de justicia le pertenece este rango.
Volodia Teitelboim, texto grabado, Museo Andrés Sabella, 2001