Redacción
Con una máquina de agua a presión, uno de los vecinos de calle 21 de Mayo con Eduardo Lefort, limpia los rastros de un polvillo blanco que queda en algunos antejardines colindantes a su casa, y también en la vereda.
La limpieza busca terminar con los efectos del gas lacrimógeno que todavía provoca estornudos y picazón en la nariz a los transeúntes y moradores del sector. El químico fue liberado en las manifestaciones de la noche del lunes, en la misma zona que el viernes pasado, registró daños a equipos para evaluación del cáncer que estaban a la esperaba de su traslado en las oficinas del Compin.
Según los vecinos, en ese tramo de calle 21 de Mayo, entre el exoncológico de Antofagasta y el Servicio Médico Legal, ya han ocurrido cuatro manifestaciones que siempre terminan con Carabineros lanzando gas lacrimógeno por casi una hora para dispersar a los protestantes.
El vecino explica que limpia con agua el polvillo que queda en las casas y que se levanta con el viento o el paso de los autos, en una zona de viviendas de dos pisos habitadas en su mayoría por adultos mayores.
El último episodio comenzó cerca de las 18.30 horas del lunes y se extendió pasada la medianoche. Una de las residentes del barrio explicó que uno de sus temores es que las barricadas comienzan en avenida Argentina, a metros de una estación de combustible.
"Usan todo para prender fuego, hasta sacaron cosas del colegio que está en la esquina. Después llegó el carro y lanzó agua hasta las casas, rompieron la ventana de un vecino y con el gas lacrimógeno es difícil respirar", comentó una residente del sector.
Hurto en escuela
En calle 21 de Mayo con avenida Argentina está la Escuela República de Estados Unidos, dependiente de la Corporación Municipal de Desarrollo Social (CMDS).
La corporación informó que la noche del lunes, la unidad educativa nuevamente sufrió destrozos, esta vez fue el comedor de los estudiantes, en un recinto que en enero iniciará su escuela de verano. La CMDS detalló que desconocidos entraron al establecimiento y hurtaron mesas, sillas y maderas que protegían áreas verdes, para formar barricadas.
Sobre lo sucedido, la directora de la escuela, Diana Moreno, manifestó que "la educación pública es la esperanza del futuro y si bien todos avalamos las movilizaciones, hay situaciones que no pueden permitirse".
Otra vecina de calle 21 de Mayo, quien reside ahí hace 60 años, aseguró que permanecen con incertidumbre, ya que reciben constantes informaciones sobre cuándo volverán a colocar barricadas en la avenida. "Es toda una dinámica, ponen las barricadas y llegan los carabineros. Ahí arrancan los manifestantes y minutos después regresan y hay enfrentamientos y así hasta la madrugada", dijo.
Cuando esto ocurre, agregó, los vecinos quedan en sus casas sin la posibilidad de salir. El carro lanza aguas enfocó el chorro hacia su casa mojando el living y su dormitorio, "no podemos estar tranquilos con todo eso", manifestó.
Para ella, la situación más compleja fue que en su misma cuadra vive su madre, de 87 años.
El viernes pasado, una bomba lacrimógena cayó en el patio de esta adulta mayor y tuvieron que socorrerla. "El gas era tan fuerte que no podía respirar, pensé que me iba a morir", relató la mujer de 60 años.
Para otro vecino, el problema se genera cuando llega la policía uniformada. "Acá protestan y ponen cosas pero si no viene nadie se cansarían y se irían. Cuando llegan los carabineros empieza todo, ayer estuvo un carro afuera de mi casa durante casi una hora tirando gas lacrimógeno", dijo.
También se queja que la acción policial es poco criteriosa, ya que muchas veces las lacrimógenas se concentran en el sector de las viviendas.
Durante la jornada del lunes, nuevamente la Comisión de Medicina Preventiva e Invalidez (Compin) registró algunos daños.
En esas dependencias funcionaba el Centro Oncológico, que fue trasladado hasta el sector norte de la ciudad. David Guenchor, especialista de la unidad de Medicina Nuclear del Hospital Regional, señaló que el viernes rompieron el cierre perimetral y los vidrios.
"Estas piedras también pasaron a llevar los equipos que estaban adyacentes a las ventanas, con el consiguiente daño (...) Los equipos estaban guardados porque queríamos trasladarlos al nuevo centro de Medicina Nuclear, que está en desarrollo", precisó el facultativo.
Guenchor indicó que como existe una investigación en curso, no han podido evaluar el daño de los equipos.
Equipos de medicina nuclear
El especialista David Guenchor, de la unidad de Medicina Nuclear del Hospital Regional, explicó que los equipos que resultaron dañados durante la jornada del viernes, estaban operativos y esperando su traslado hasta el nuevo centro. Respecto de si la gammacámara y el densitométro óseo (con solo tres años de uso), pueden ser reparados, el médico señaló que se trata de equipos que son difíciles de conseguir y que por eso pretendían seguir utilizándolos. "Probablemente tengan arreglo. Cuánto va a costar y cuánto va a demorar, lo sabremos en semanas o meses más. La situación es compleja", dijo.