Según varios estudios de opinión, los tres principales dolores que han llevado a marchar a millones de chilenos en estos meses son: las bajas pensiones, la mala calidad de la salud pública y los bajos sueldos. Respecto a pensiones y salud, el Gobierno se encuentra trabajando en las respectivas reformas y finalmente los parlamentarios tendrán la última palabra, pero la solución vendrá de la mano de un rediseño del modelo y un mayor aporte fiscal financiado con impuestos.
En lo que respecta a los bajos sueldos que recibe una gran cantidad de trabajadores de nuestro país, lamentablemente, la solución es mucho más compleja y multifactorial. Tiene que ver con la dotación de capital de nuestras empresas, la preparación de nuestros trabajadores, las reglas del juego para contratar, despedir y negociar sueldos, del vigor de nuestra economía como un todo, sus niveles de innovación y productividad, etc.
Parte de las demandas han estado enfocadas en el sueldo mínimo y cómo elevar este "piso" para aliviar las existencias de más un millón de trabajadores. La presidenta de la CUT, al calor de las marchas, reclamaba por un sueldo mínimo de $500 mil líquidos, lo que tendría un costo para el empleador de más de $600 mil al agregar las cotizaciones previsionales. Más fácil decirlo que hacerlo, me temo.
Porque son las Pymes las que concentran la mayor cantidad de trabajadores ganando el sueldo mínimo. O, dicho de otra forma, por su tamaño, ventas y utilidades, no tienen la capacidad de pagar sueldos más altos que el mínimo para una parte importante de sus empleados. Pregunta: ¿quién tendría más dificultad para pagar 600 mil pesos a un trabajador: una minera o una tienda en una galería de calle Maipú? En el notable libro Desiguales (PNUD, 2017) hay un capítulo sobre la desigualdad salarial y cómo ésta emerge en los diferentes tipos de empresas. En éste se constata empíricamente esta suerte de dos mundos: uno de empresas más productivas, con trabajadores más calificados y mejores sueldos, versus otro de empresas menos dotadas, menos productivas y con peores condiciones para sus trabajadores. Sí, nuestras Pymes.
El desafío entonces para las políticas públicas es gigante: ¿cómo hacer que las Pymes puedan pagar mejores sueldos? El gobierno del Presidente Piñera, en la voz del ministro Briones, ha tomado la decisión rápida y necesaria de crear un suplemento de 50 mil pesos al sueldo mínimo, con financiamiento fiscal, como una forma de apoyar a esos trabajadores sin asfixiar a las Pymes. Pero la medida de largo plazo es precisamente fortalecer a las pequeñas empresas, tanto financiera como tecnológicamente, para insertarlas en las industrias de alto crecimiento de nuestra economía. Solo así lograrán mejorar su desempeño y pagar mejores sueldos a sus equipos de trabajo. Solo así avanzaremos a un país donde haya menos gente que le cueste llegar a fin de mes. Esto no es cuestión de lucha de clases, es cuestión de matemáticas.
Sacha Razmilic Burgos
Director regional de Sercotec Antofagasta