Aves viajan más de 10 mil kilómetros hacia Antofagasta para alimentarse
CICLO. Diversas especies, provenientes en su mayoría del Hemisferio Norte (EE. UU., México y Canadá), llegan hasta la costa antofagastina, buscando principalmente la anchoveta.
Las condiciones oceanográficas que se producen en casi la totalidad de la costa chilena, desde Chiloé hacia el norte, producto de la corriente de Humboldt y la surgencia costera, permiten el paso transitorio de diversas especies de animales, las cuales viajan miles de kilómetros desde el hemisferio norte, para encontrar alimento y un lugar donde descansar del comienzo del verano austral (el cual arrancó el 22 de diciembre).
Lo anterior, sumado a las características rocosas que tiene el suelo marino tanto de la bahía antofagastina como la de Mejillones, convierten a la Segunda Región en uno de los parajes más atractivos para la observación de estas especies, tanto de mamíferos marinos (delfines, ballenas y orcas), como de diversas aves.
Dentro de este último grupo, algunas de las aves migratorias que se pueden observar en la bahía antofagastina, generalmente en el sector sur de la ciudad -playa Llacolén o frente al campus Coloso de la UA- son el Gaviotín Elegante, la Gaviota de Franklin, el Playero de las Rompientes, Playero Vuelvepiedras y a los Rayadores, todos provenientes del hemisferio norte, específicamente de Estados Unidos, México y Canadá.
Así lo explicó el antofagastino de 30 años, Moisés Gallo, biólogo marino de la Universidad Católica de Valparaíso y autor de la "Guía de Campo Intermareal Rocoso de la Bahía Moreno", que detalla las diversas especies que habitan la zona intermareal de la bahía de San Jorge- El experto relata que durante el periodo estival chileno, hasta mediados de febrero, es posible observar aves que han recorrido más de 10 mil kilómetros hasta Antofagasta.
"La corriente de la Deriva del Oeste, que llega a Chile a la altura de Chiloé, se divide en dos. Hacia el sur, como la corriente del Cabo de Hornos, que llega hasta el paso Drake y hacia el norte, como la corriente de Humboldt, lo que permite, al ser de su a norte, sumado a la rotación de la tierra (en dirección Este), que el movimiento de las masas de agua, sea hacia mar adentro", dijo.
Surgencia
Según explicó el experto, cuando las aguas se desplazan mar adentro, tendrá que ser otra agua la que reemplace a la que se desplazó, y esta nueva agua de reemplazo, proviene del fondo, dando paso al concepto de surgencia costera o afloramiento.
"Esa agua es fría y muy rica en nutrientes, nitrógeno, fósforo, etc. Es como un fertilizante, y ese fertilizante que viene del fondo es súper bueno para las microalgas, y como sabemos las microalgas sustentan toda la trama trófica, desde el fitoplancton, el zooplancton, peces pequeños, peces más grande y así sucesivamente. Y por eso la corriente de Humboldt, en términos de productividad, es una de las más productivas del mundo, si es que no es la primera. Por eso Chile es tan rico en recursos pesqueros", explicó Gallo.
Mayor temperatura
El profesional también explicó, que como fenómeno aparte, pero relacionado con la producción del recurso alimenticio en la zona norte, están las conformaciones rocosas del suelo marino.
"En la bahía en general, entre fin de primavera y comienzos del verano, lo que pasa es que las aguas se ponen más calmas, al disminuir la intensidad de los vientos. Entonces las aguas que son más calmas, comienzan a calentarse al estar quietas. Es lo mismo que pasa cuando uno deja un vaso de agua al sol (...) y eso, les encanta a las microalgas y como recién veíamos, las microalgas, sustentan todo la trama trófica", dijo.
"No es que uno de los fenómenos dé paso al otro, sino que ambos (corriente de Humboldt y altas temperaturas), confluyen muy bien para que aquí haya mucho recurso alimenticio".
"Amenazas"
El profesional, quién además se desempeña en educación ambiental, manifestó el cuidado, delicadeza y respeto que hay que tener al momento de observar este tipo de aves, ya que cualquier alteración del entorno podría gatillar que dejen de venir.
"Así como las aves, el humano también entiende el valor que tienen estas corrientes dentro de la producción de este tipo de recursos marinos. La sobrepesca es y seguirá siendo la mayor amenaza para estas aves migratorias, en la medida que les costará más el encontrar alimento. Pero no debemos olvidarnos tampoco de lo que nosotros mismos podemos hacer. Si vamos a la playa y están estas aves, dejémoslas tranquilas. Nadie quiere volver a donde es molestado", dijo.
Esta ave, que no supera los 42 centímetros de largo, es oriunda de la costa americana del Océano Pacífico. Para anidar prefiere Baja California e Isla del Golfo de California, en México. Sin embargo, cuando en el hemisferio norte comienza el invierno (desde el 22 de diciembre), migra hacia el sur por la costa del Pacífico hasta llegar al país (después de recorrer más de 6 mil kilómetros). Ya en Chile, se le puede ver desde Arica a Puerto Montt. Una vez termina el invierno en el hemisferio norte, vuelve a su lugar de origen (entre abril y mayo), para comenzar con su proceso de reproducción. Una de las mayores amenazas que tiene esta ave al venir a Chile, es la sobrepesca de la anchoveta, recurso alimenticio muy apetecido por estas aves.
El Playero de las Rompiente, o "pollo del mar grande", es oriundo de las zonas árticas del hemisferio norte. Sin embargo, al igual que otras aves, alcanzado el invierno boreal en dichas regiones, migra hacia el sur buscando alimento. Su nombre lo obtiene de su arriesgada, pero eficaz forma de alimentarse, que es esperando hasta el último momento, mientras se alimenta sobre una roca, para levantar el vuelo antes de que las olas golpeen la roca. Su reproducción la realiza en diversas costas del hemisferio norte, una vez llegan los meses de mayo o junio. Durante su estancia en el país, se le puede apreciar desde Arica hasta Magallanes (algunos registros la sitúan también en Tierra del Fuego). Suele vérsele junto a otras especies de playeros, que son los "Vuelvepiedras". No supera los 26 centímetros de largo y se estima que algunas ejemplares se quedan en Chile, aunque no hay registros de reproducción.
Proviene generalmente de las provincias centrales de Canadá y los estados adyacentes del norte de Estados Unidos. Al igual que el Gaviotín Elegante, llegado el invierno en el hemisferio norte, viaja hacia las regiones del sur, por la costa, buscando alimento. Para llegar a la costas chilenas, debe recorrer poco más de 10.500 kilómetros. Si bien es normal ver a ejemplares de esta ave hasta Magallanes, sigue prefiriendo los recursos alimenticios que se dan en la bahía antofagastina, por las condiciones oceanográficas, siendo mucho más típica en la zona norte. Si bien aún no hay registro de nidificaciones en el país, no es extraño ver ejemplares adultos, aún en el invierno chileno, siempre y cuando no estén emparejados. Llega a medir hasta 38 cms.
No supera los 24 centímetros de largo. Su nombre lo recibe de su costumbre de dar vuelta las piedrecillas de la orilla de la costa, buscando alimento (crustáceos, moluscos, insectos, peces pequeños o algún animal muerto). Si bien su nidificación la realiza en el circulo ártico durante el verano boreal (norte de Europa, Asia, Alaska y Groenlandia), vuelan hacia las regiones del sur, con la llegada del invierno, esparciéndose tanto por la costa atlántica (Argentina), como la costa del Pacífico, llegando hasta Chiloé. Se le ve en menor medida en la zonas nortinas. En la región, es posible verlo tanto en la bahía antofagastina, cerca de la playa de Llacolén, como en la bahía de Mejillones. Al igual que su familiar, el playero de las Rompientes, debe recorrer más de 10 mil kilómetros desde el circulo ártico del hemisferio norte, para llegar a nuestro país.
El Rayador Americano, nombrado así debido a su forma de cazar, que es volando a ras del agua para, con el pico entreabierto (la mandíbula inferior es notoriamente más grande que la superior), "rayar" el agua en busca de peces pequeños, crustáceos y moluscos. No supera los 50 centímetros de alto. Su estadía en Chile se produce generalmente durante los meses de septiembre y octubre, para continuar con su camino, llegado el mes de mayo. Se distinguen entre las demás aves por su pico inferior significativamente más desarrollado. Su distribución en Chile, donde hasta el momento no hay registros de nidificaciones, se prolonga desde Arica hasta Magallanes. En Antofagasta se le puede ver con mayor seguridad en Playa Llacolén.
10.719 kilómetros son los que deben recorrer algunas de las aves migratorias, provenientes desde el hemisferio norte, para llegar a Chile, con el objetivo de conseguir alimento.
22 de diciembre comienza el verano austral, razón por la cual diversas especies de aves comienzan su peregrinación hacia las regiones costeras del sur.
83.850 kilómetros de longitud de costa, del territorio continental e islas adyacentes, tiene Chile. Por esta razón las aves migratorias se pueden ver desde Arica a Magallanes.