"En el mundo ideal, la constitución debiese discutirse en un periodo de mayor calma"
"Tensa calma". Una frase contradictoria y recurrente que para el senador Pedro Araya Guerrero define bien el momento del país, marcado por un descenso de las movilizaciones, pero también -dice- por una especie de estado de alerta de la población, que aún no ve cambios estructurales.
Esto, porque según el parlamentario, las grandes demandas expresadas por la ciudadanía en casi tres meses de protestas siguen esperando respuestas, y eso tiene el conflicto en una frágil pausa.
Pero añade otro punto. Araya piensa que la atención está demasiado centrada en el tema constitucional, situación que no comparte, porque un cambio de carta magna es un proceso largo, complejo y que requiere ciertas condiciones para llegar a buen puerto.
¿Llegando ya a los tres meses de movilizaciones, cuánto cree que se ha avanzado?
-Tengo la impresión que tenemos una tensa calma producto de que las principales demandas sociales no han sido abordadas por el gobierno. Porque el origen de la movilización tiene que ver con el tema de las pensiones, con salud, empleo, entre otras cosas, y hasta ahora sólo se ha podido avanzar en el tema constitucional. Mi impresión es que hoy tenemos un periodo en que han bajado las movilizaciones en intensidad, pero posiblemente éstas van a resurgir a partir de marzo o abril.
Pero se han hecho anuncios en pensiones, sueldo mínimo, ahora cambios en Fonasa…
-Lo que pasa es hay mucho anuncio publicitario, pero cuando uno va al detalle aparece la letra chica, que es algo a lo cual nos tiene acostumbrados Sebastián Piñera. Por ejemplo, lo que se hizo fue aumentar la pensión básica solidaria, que efectivamente ayuda a las personas más pobres, pero para las personas de clase media no hay ninguna propuesta concreta, de hecho la propuesta que se está discutiendo ahora era la que estaba antes del estallido social, que es el aumento de las cotizaciones, y ese aumento si es aprobado, no se verá traducido en una mejor pensión hoy, sino en un plazo de tiempo bastante largo. Al final lo que hace el gobierno es seguir defendiendo el modelo de negocios de las Afp, de las isapres, eso no lo han tocado.
¿Fue un error entonces enfocarse en el cambio de constitución como la gran respuesta del mundo político a la movilización?
-No creo que haya sido una equivocación, porque parte importante de los problemas tienen que ver con la constitución del 80, pero no es el único problema y no hay que centrarse solo en eso, porque además hay que entender que el debate constitucional que se inicia en abril, será largo y complejo, y no resolverá los problemas de la gente de un día para otro. Por eso hay que hacerse cargo de los problemas que hoy están afectando a las personas: bajas pensiones, salud, el tema laboral, etc. En eso el gobierno tiene mucho que hacer, pero lo que uno ve es que Piñera insiste en defender a ultranza el modelo.
Hay que bajarle las expectativas al tema de la constitución...
-En lo personal creo que hay que bajar las expectativas, porque el proceso constitucional que ya se inició no resolverá los problemas de un día para otro, y porque además hay que tener presente lo siguiente: de aprobarse que se dicte una nueva constitución y suponiendo que sea elaborada por ciudadanos electos en la elección municipal, para frenar los cambios bastará que un tercio de los participantes en la convención se oponga, y como están las cosas hoy, es bastante probable que la derecha tenga más de un tercio de los asambleístas para la nueva constitución. Por eso mi impresión es que mientras el gobierno y el mundo político sigan teniendo el foco solamente en la constitución, las protestas seguirán.
¿Qué puede solucionar una nueva constitución, en lo práctico?
-Por regla general las constituciones debieran fijar los consensos mínimos que queremos como sociedad y país, así por ejemplo definir cuáles serán los derechos y deberes que queremos para las personas, lo que será una tremenda discusión, y quizás la más compleja, porque ahí se enfrentarán distintas miradas de sociedad, tanto filosóficas, como religiosas y políticas. Además hay que resolver qué modelo político quiere el país: continuaremos con un modelo presidencialista absoluto como el que tenemos, con un Congreso con facultades limitadas en muchas áreas. ¿Queremos seguir con un Tribunal Constitucional que actúe como una tercera cámara?, ¿vamos a avanzar en serio en materia de regionalización?
Clima
La discusión constitucional comienza ahora mismo, en abril hay plebiscito y en octubre podríamos estar eligiendo a los asambleístas, todo muy rápido… ¿es un buen momento para discutir una constitución? Lo pregunto por el clima que existe y la necesidad de grandes acuerdos.
-En el mundo ideal, creo que la constitución debiese ser discutida en un periodo de mayor calma y tranquilidad para poder tener miradas de largo plazo. Lo paradojal cuando uno mira nuestra historia es que todas las constituciones se dictaron después de profundos periodos de crisis. Incluso la constitución de 1925 (la de mayor duración) se dictó en un periodo bastante convulsionado que comienza con la revolución de 1891 y termina con un periodo de inestabilidad política de los años 20, y esa constitución duró hasta 1980, cuando la dictadura de Piñochet la cambió.
Ahora, de avanzar en el proceso constitucional tenemos la posibilidad de cambiar esta historia, ya que la constitución sería redactada por ciudadanos elegidos democráticamente para esa tarea.
¿Es el minuto entonces?
-Mi impresión es que uno debiera discutir las constituciones en periodos de calma, donde se pueda tener una mirada de largo plazo, porque uno debiera tratar de tener constituciones que duren a lo menos cien años. Eso da estabilidad a los países, es lo que sucede con la de Estados Unidos, que es la más antigua del mundo, o buena parte de las constituciones europeas.
Y no tenemos ese escenario…
-Creo que no, creo que el escenario es de alta complejidad, probablemente el proceso constitucional estará muy marcado por las movilizaciones sociales, que seguirán porque no hay una respuesta concreta a las demandas sociales.
Entonces este es un debate que debió darse más adelante.
-Idealmente sí, porque además el acuerdo constitucional al que se llegó, a mi juicio tiene una serie de complejidades que no está bien claro cómo se resolverán. Por ejemplo, se acordó que la nueva constitución se discute desde cero y hay una hoja en blanco, pero a renglón seguido se señala que los acuerdos deben ser adoptados por los dos tercios de los asambleístas, y hay temas complejos donde uno sabe cuál es la postura de la derecha. A ello hay que agregar que si la oposición sigue cometiendo los errores que comete hoy, es muy probable que la derecha se quede con más de un tercio de los asambleístas, y eso generará mucha tensión en temas importantes, como el derecho de propiedad o el modelo previsional.
¿Qué opina de la violencia que se ha visto en estos meses y que cada cierto tiempo reaparece en Antofagasta?
-Yo separo las cosas. Una cosa es la legítima protesta, las demandas sociales, las marchas pacíficas, que hemos tenido muchas en la región, y otra es la violencia. Y ahí lo que tiene que haber es una buena planificación de la autoridad política y las autoridades policiales. Porque lo que uno ve es que se empiezan a repetir patrones de conducta respecto a lo que está pasando y en esto brilla por su ausencia la planificación de las autoridades.
Al despedirse de la Suprema el ministro Hugo Dolmestch aludió a que Carabineros estaba disminuido en sus atribuciones producto de la acción de los jueces.
-Carabineros tiene las atribuciones para actuar frente a delitos. Si se están saqueando locales comerciales, eso no es protesta social, es delito, y perfectamente pueden actuar. Pero las actuaciones de Carabineros, como las de cualquier funcionario público, están sujetas a distintos niveles de control para saber si son conforme a lo que establece la ley, y eso no puede considerarse como que tengan atadas las manos.
En las palabras de don Hugo observo una velada crítica a las actuaciones de algunos jueces de garantía, sobre todo de la Región Metropolitana, que han sido equivocadas, y han tenido que ser corregidas por las cortes de apelaciones.
¿Cómo puede afectar la violencia el ánimo de las personas para el plebiscito de abril?
- Sin duda el clima de violencia puede afectar el proceso del plebiscito constitucional, ya que podría ocurrir que algunos se resten o bien otras personas cuestionen la legitimidad del mismo al sentir que se está presionando, a través de la violencia, para que algunos no puedan expresar libremente su posición.
"Probablemente el proceso constitucional estará muy marcado por las movilizaciones sociales, que seguirán porque no hay una respuesta concreta a las demandas sociales".