En resumen
¿Cuál es el secreto de una buena caricatura?
-En 1855, Baudelaire identificó en algunas caricaturas elementos transitorios que tenían un valor permanente. Tenían algo de inasible belleza, incluso las destinadas a representar la fealdad moral y física de los humanos. Sostenía que deberían ser consideradas obras de arte. Estos elementos son aspectos exagerados y graciosos que exponen la potencia de la imagen. Una buena caricatura necesita, además, un público que se siente interpelado y se ría con la provocación.
Mara Burkart investiga desde las ciencias sociales los cruces entre política y humor. Estuvo hace poco en la capital de Chile dando la ponencia de clausura del quinto encuentro "Dibujos que hablan". Su charla fue sobre "La construcción cómica de la figura del dictador en el Cono Sur". Es autora del libro "De Satiricón a Humo(r)".
-¿Qué rasgos se caricaturizaron de los dictadores del Cono Sur?
-Dos rasgos fundamentales. Uno, su carácter de dictadores, es decir, que no fueron elegidos por el voto popular. Además, fueron autoritarios y déspotas. No rindieron cuentas a la ciudadanía y fueron propensos a aferrarse al poder y a poner obstáculos para impedir elecciones. Ellos fueron retratados como verdugos en todos los dibujos. Este es el mayor estigma que la caricatura les pudo dejar. En Argentina, Chile y Brasil hubo coincidencia en estos dos aspectos.
-¿Cómo se defiende el humor político de la falta de humor de los políticos?
-Muchas veces la falta de humor de los políticos se traduce en censura. Son iconoclastas, destruyen la imagen que no toleran. Históricamente, la respuesta de los dibujantes ha sido una defensa centrada en el humor y un modo de ejercer la libertad de expresión. En Chile la revista Apsi en 1987 reivindicó el derecho de los chilenos a reírse de sí mismos y de quienes los gobiernan y el derecho a promover otra mirada a las situaciones agobiantes.
la argentina Mara Burkart ha estudiado desde la sociología los dibujos que hacen reír.
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