"El desierto es ese Sol que abriga y te abraza"
ANTOFAGASTINIDAD. María Fernanda Alcayaga nació en el exHospital Regional de avenida Argentina.
Es uno de los rostros más reconocidos del gabinete regional. Periodista y una enamorada de la inmensidad del desierto, la seremi de Desarrollo Social y Familia, María Fernanda Alcayaga, es una mujer que dice tener las cosas claras.
Hija de profesores normalistas y exalumna del Instituto Santa María, "La Feña" -como le dicen sus amigos- es voz autorizada a la hora de hablar de mecánica y de parapente. Esta profesional tiene en el ADN el servicio público desde su tiempo de estudiante secundaria, cuando no dudaba en agarrar su mochila y acudir a diferentes trabajos voluntarios en los pueblos del interior de la región.
¿Cuál es el principal recuerdo de tus padres, de tu niñez?
- De mi niñez, lo principal son mis recuerdos marcados por mi colegio, mis amigas que desde primero básico hasta hoy seguimos siendo tan unidas. También la importancia de las diferencias en nuestras vidas, lo fundamental que es trabajar con amor por lo que uno cree y siente, y la convicción que nos debe mover para alcanzar lo que nos proponemos… El perdón, para tener siempre una nueva oportunidad, porque desde niños debemos ver nuestra vida como eso, una oportunidad para mejorar, crecer, creer, respetar y también reparar lo que hacemos mal, siempre con el corazón abierto para recibir todos los regalos que llegan día a día. Ser agradecidos de todo lo bueno y también lo no tanto.
¿Cuándo tomaste conciencia de la magnitud del desierto?
- No tengo un momento exacto, es más, ahora siento que siempre lo he sabido, lo llevo mi ADN parece… el desierto es ese Sol que abriga y te abraza, es mi cerro que quiere llegar al mar y también es ese desierto en el que te puedes perder en la medida que subes a la cordillera. En el que puedes respirar profundo y mirar miles de colores.
¿Cuál es tu sitio favorito de Antofagasta y por qué?
-Creo que elegir un solo lugar es injusto, pues mi vida está escrita en muchas partes. Veo mi ciudad como cuando miras tu casa, con cariño, con ganas de trabajar por ella. Como yo, somos muchos los antofagastinos nacidos y por adopción que queremos esta tierra, porque es generosa, porque te crea el arraigo, porque esta tierra da oportunidades y porque nosotros no debemos ser otra cosa que agradecidos. Respetar nuestra historia y retribuir todo lo que Antofagasta nos da, cuidar lo que nos ha costado y, sobre todo, seguir creciendo y trabajando en equipo para tener a nuestra región en el lugar que se merece.