Mujeres en la piratería
Hablábamos de los Hermanos de la Costa acerca del navío que María de Médicis recibió de su esposo, el rey Enrique IV. El tema de la piratería es rico y conmueve siempre. Cuando se piensa en las grandes gestas, surgen, del fondo brumoso, las sombras heroicas de un Drake, un Olonés, de un Morgan o de un Kidd. Y, en medio de la turba masculina, inesperadamente, aparecen mujeres piratas que asombraron, en su tiempo, por el coraje que mostraron y por la crueldad de sus cuchillas.
Anne Bonney fue una de estas hembras de mar. La otra, Mary Read.
Anne Bonny, también conocida por su diminutivo Boon fue una mujer pirata irlandesa que operó durante los primeros años del siglo XVIII y que es recordada principalmente como una de las dos únicas mujeres junto a su compañera, Mary Read, que se sabe fueron declaradas culpables de piratería en el siglo XVIII, en la época de la edad de oro de la piratería.
Anne, que era hija de un propietario de tierras en Carolina, empezó sus fechorías siendo muy niña, matando a su institutriz, pues. Esta acción la alejó del hogar, conduciéndola a los bajos fondos portuarios. Ahí, enamorada de un marinero, inició sus primeros viajes. Conoció al feroz Jack Rackman, jurándose no abandonarlo jamás. Para ello, debió vestirse de hombre y ser "un" marinero más de la tripulación del brutal Rackman. Tuvo un hijo de Jack. La maternidad la transformó en paloma. Renunció a la violencia y buscó un amor fino y tierno.
Un día, lo creyó hallar en un marinerito cortés. Anne se enamoró, al instante, no demorándose en invitarlo a su camarote. El marinerito aceptó. Ya en soledad, Anne le pidió caricias. El marinerito rió, desengañándola:
-Soy mujer. Una mujer disfrazada de pirata…
Y se lo demostró. Era Mary Read.
A estas piratas gloriosas, sumemos a Graine O'Malley, una irlandesa feísima del siglo XVI. Los piratas, sin embargo, le dedicaron una galantería, llamándola, delicadamente:
-Nuestra querida Grace o Gracia.
Si, finalmente, agregamos a ellas a la bravía "Dama de Clisson", Jeanne de Belleville, noble francesa convertida en corsaria en el siglo XIV, obtendremos los cardinales de la aventura en cuerpo de mujer y pantalones de hombre.
Andrés Sabella