Gómez-Pablos crece en Canal 13 y debuta en un espacio de ciencia y tecnología
TELEVISIÓN. El animador sumará un nuevo rol al que ya tiene en el matinal, esta vez en "Al límite de la ficción".
A su participación diaria a la cabeza del matinal, Amaro Gómez-Pablos agregó la conducción de un nuevo espacio llamado "Al límite de la ficción". El programa debuta hoy, dentro del noticiero central, e irá todos los domingos durante 27 ediciones.
"En septiembre del año pasado iniciamos el viaje por Europa; después fuimos a Japón, donde hay mucho trabajo en robótica, y luego fuimos a la costa oeste de Estados Unidos y finalmente Nueva York", cuenta el periodista.
Como sugiere el nombre del espacio, el presentador dice que "lo que vimos y constatamos en terreno supera con creces lo que uno pueda imaginar. La velocidad es vertiginosa, todo parece a la vuelta de esquina y cuesta atisbar lo que se nos viene".
-¿Qué te sorprendió?
-Uno de los aspectos más desconcertantes fue cuando estuve en la Universidad de Columbia, en Nueva York, y allí un profesor me habló sobre su trabajo con robots. Hay dos maneras de instruir a un robot: una es dándole una secuencia, un patrón y el robot hará el movimiento para el que está mandatado; la otra es muy nueva y es enseñarle al robot a enseñarse.
Las implicancias de aquello son enormes, pues se generarían máquinas conscientes de sí mismas, les estás atribuyendo un grado de inteligencia artificial que las hará capaces de conocerse y empoderarse con capacidades ilimitadas.
-Qué escalofriante.
-En palabras del profesor, estamos generando una subespecie de máquinas que son capaces de reproducirse a sí mismas. Tenemos que contemplar el día de mañana la atribución de ciertos derechos y ciertos reglamentos que puedan tener esas máquinas.
-¿Podrían llegar a tener alma?
-Alma no tendrían, porque es el atributo distintivo que queremos solamente consignarlo al ser humano. Sin embargo, cuando le hice esa pregunta a Ishiguru, eminencia japonesa en robótica, se me quedó mirando fríamente y me dijo: "¿Tú sabes si yo tengo un corazón?, ¿sabré yo si tú tienes uno o tendré que rasgarte el pecho? Hay un acto de confianza en pensar que sí. ¿Las emociones?. Las emociones son perfectamente copiables...".
Otro lugar donde recaló fue en Kyoto, donde un monje budista de 73 años lo sorprendió. "Había ideado que un robot fuera predicador y lo fuimos a conocer a él y a sus feligreses que lo escuchan con devoción. Le comenté que eso sería imposible el Islam o en el cristianismo, porque sería considerado una afrenta.
El monje se me quedó mirando atónito y me dijo: "Ignoro por qué ustedes son tan obsesivos con respecto a la forma, el robot es un medio, igual que la Biblia y el Corán, que son libros; lo importante es el mensaje y el robot lo entrega". Cuando estuvimos con el robot, nos dijo: "Ustedes podrán dudar de mi mensaje, pero yo no tengo ego".
-Cuéntame de la carrera a Marte que también reporteaste.
-Nos abocamos a mostrar un programa que ataca a la mucha basura que hay más allá de la atmósfera. Fruto de nuestras aventuras espaciales, hemos dejado satélites en desuso que se han fragmentado en piezas pequeñas, pero altamente peligrosas, que van a gran velocidad y pueden generar un apagón a nivel global en la tecnología satelital.
Una de las maneras de recolectar esa chatarra espacial es con brazos mecánicos que van limpiando muy precisamente.
Bienvenidos
Sobre su desempeño en el matinal, el conductor dice que se ha sentido "sumamente cómodo" en las dos semanas que ya cumple en Bienvenidos.
"La televisión es una especie de Festival de Venecia donde muchas personas usan máscaras y no saben quién es quién. Acá me he encontrado con un grupo humano genuinamente generoso que me ha apañado en nuevas aguas para mí", explica.
-¿Cuál es tu rol?
-El de un ciudadano crítico que también participa de esos momentos de ligereza y alegría que tienen los matinales.
-¿Veías matinales?
-A veces, son cinco horas, así que son ineludibles. Pero no me gustaban mucho editorialmente, me aburrían porque eran dimes y diretes. Creo que ahora tienen un giro más interesante, porque ha habido un despertar.