Juan López, uno
Ya es tiempo de que nos ocupemos de Antofagasta o sea de la Caleta de la Chimba, como se le llamó en los primeros años. Cobija, era la residencia de la primera autoridad del litoral boliviano, por cuyo conducto se transmitían todas las disposiciones gubernativas, que después le dieron vida c importancia a la ignorada y desierta Caleta de la Chimba.
Justo es que nos ocupemos de Juan López, que fue su primer habitante, y el que con energía y audacia admirables, dio vida, primero que ningún otro, a esta solitaria región, que al correr de los años había de ser uno de los más importantes puertos del Pacífico.
Está plenamente comprobado que Juan López fue el primero que pisó las playas de Antofagasta, o sea de Peña Blanca, como él llamó esta caleta en un principio. Hombre de espíritu audaz y aventurero, se arriesgó antes que nadie, a explorar la costa entre Antofagasta y Cobija estudiando sus caletas y haciendo excursiones hasta donde sus recursos se lo permitían.
Cuando inició sus exploraciones en 1845, según lo refiere él mismo en un extenso memorial que envió al Gobierno de Bolivia, en 1872, se desembarcó en Punta Jara, al sur de Antofagasta, desde donde dio principios a sus reconocimientos y cateos hasta llegar a Mejillones. Empresa peligrosísima y arriesgada, por cierto, pues iba tras lo desconocido y no contaba con más recursos que los que llevaba consigo.
En aquella época, ya se explotaba el guano en Mejillones y, su primera excursión, le había resultado infructuosa, resolvió quedarse allí prestando sus servicios a una de las dos compañías que se dedicaban a la extracción de este abono. Así estuvo hasta 1856. Después se fue al Perú donde trabajó en las guaneras, y de allí regresó en 1862, para seguir, con incansable perseverancia, en sus exploraciones de la costa.
Y siguió haciendo sus observaciones hasta llegar por segunda vez a Mejillones.
En esta expedición vio coronados sus esfuerzos, pues descubrió en el Morro de dicho puerto, a cuatro millas distantes de la costa, las ricas guaneras que fueron la base de importantes negociaciones.
Isaac Arce Ramírez (1863-1951), tomado de Narraciones Históricas de Antofagasta