COVID-19
"Y este que está escribiendo, te entiende, créeme que te entiende, porque vive lo mismo que tú".
Qué difícil es volver a casa y no saber si estás o no contagiado u contagiada. Qué difícil es ver a tu familia y no saber si llevas contigo el virus. Debes mantener distancia, evitar abrazar, besar, incluso alejar a tus hijos, porque no sabes si eres portador o portadora. Ves noticias de lo que ocurre en España, Italia, el mundo entero y aún así, debes levantarte e ir a trabajar, porque en tu mundo nada a cambiado.
Qué difícil es mirar a los que amas, sin sentir miedo, sin sentir que te puede tocar, y no tienes como evitarlo. Qué difícil es no tener los recursos para tomarte el examen y así evitar, pero eso no existe en tu mundo. Qué miedo más aún, si es que lo eres o lo tienes, dónde harías cuarentena, dónde podrías aislarte si la mayoría de chilenos y chilenas viven de allegados. Cómo lo haríamos si no tenemos otra opción más que la que hay.
Día a día los números avanzan, muertos allá , muertos acá. El Presidente nos anuncia que vendrán más tiempos difíciles, pero dentro de ti, piensas en tu hogar, la comida, los hijos, la familia y eso es solo lo que tienes en tu cabeza. Vas en la locomoción, alguien tose, estornuda y se asoma la pandemia. Sudas, quieres llegar pronto, quieres llegar, pero también no hacerlo, y es una nueva tristeza.
Nadie sabe qué ocurrirá, la infamia, la arrogancia, la envidia, la no solidaridad sigue en pie. Pocos y pocas han entendido, pero el resto va y viene sin preocupación alguna. Mientras tú, te levantas, te alistas, miras a los tuyos y partes a tu día, con miedo y fe al mismo tiempo. Tu camino al trabajo es largo, silencioso, cuidas tu distancia, miras a ningún lado, y los que te rodean, están igual que tú, en la sombría desesperación de volver a casa, de no ser tú quien lleve la pesadilla a tu familia.
Sea lo que sea que quiera o esté haciendo este gobierno, créame que no importa, el terror está, y si contagiamos o no, a nuestros seres queridos, será un dolor incontrolable, un dolor lleno de ira, de rabia, una culpa que calará hasta los cimientos de nuestro espíritu. No sé, si ustedes tengan fe en algo, pero si la tienen, no la pierdan, en el Dios que sea, en la religión que sea, no la dejen morir.
Sé, que cada día que salimos a trabajar, es prácticamente no saber si volver a casa, pero, como hay que volver, deberemos aprender a amar en silencio, a compartir lo más que podamos el pan.
Y sea como sea, manténganse fuertes, cuiden sus amistades, cuiden a quienes los aman y a quienes vosotros aman, porque solo a ellos tenemos y solo a ellos hemos de acudir. Y este que está escribiendo, te entiende, créeme que te entiende, porque vive lo mismo que tú.
Danilo Pedamonte
Escritor