Coronavirus y desobediencia civil
"En esta oportunidad debemos ser subordinados/as a las necesidades de mantener a la población sana".
Como 'desobediencia civil' fue calificado el fenómeno de las evasiones masivas y posterior crisis social del país (octubre 2019). La dinámica de 'rebelión', en su oportunidad, devino de una crisis institucional profunda y un descontento ciudadano generalizado por más de 30 años de 'experimentación cívica' de un modelo socio-económico neoliberal, un 'modo de vida' como dirían algunos expertos en el tema.
Fue efectivamente el filósofo estadounidense Henry David Thoreau (1849), quien acuñó esta expresión para referirse a aquella capacidad de una persona o grupo de ellas de transgredir y desobedecer las normas sociales, ya sea por omisión o acción en contra de éstas. La discusión de la Teoría Política que aquí subyace, es si el hombre/mujer nace malo/a, y habría la necesidad de establecer el imperio de la ley para organizar nuestra convivencia humana en sociedad. Particularmente creo que los aspectos normativos más bien rigen nuestras acciones en función de un equilibrio societario y el bien común que sería vivir en convivencia y alcanzar la felicidad (como los teóricos idealistas y judeo-cristianos creyeron). Curiosamente, no hace mucho las encuestas nos retrataban como uno de los países más felices de América Latina.
Necesitaba escribir esta columna, luego de ver con estupor una nota en un medio nacional sobre la cantidad de gente pululando por el centro de Antofagasta como si no se hubiera declarado una pandemia del COVID-19, y no estuviéramos en situación de crisis a nivel nacional e internacional. El Mercurio de Antofagasta también ha informado sobre el 'lugar de privilegio' que ocupamos entre en el número nacional de contagiados. Por lo tanto, cabe preguntarse si ¿esta 'desobediencia civil' no nos llevará al colapso como está ocurriendo en otros países? Ya denominaba yo la zona como la 'pequeña California', pues compartimos contradicciones 'dickensianas' en términos de alcanzar condiciones mínimas laborales y de calidad de vida que garanticen un trato digno para todos/as sus ciudadanos/as. Ya en febrero, California estaba en un mínimo histórico de un 3,9 por ciento de desempleo, hoy se estima que la cifra puede llegar a los dos dígitos (17,7%), de acuerdo al asambleísta estadounidense Todd Gloria (webinar "Small Business Relief & Support", 02/04/2020).
Mi temor es que sufriremos la misma suerte si no hacemos algo desde la responsabilidad personal y a través de una estricta planificación estratégica de las autoridades regionales y locales como lo hizo el gobernador de California, Gavin Newson, quien se enfrentó al alcalde de Los Ángeles, Eric Garcetti, por la necesidad del distanciamiento social y cuarentena.
Podríamos discutir la tesis que está en el discurso político internacional y que analiza la 'obediencia civil' en regímenes autoritarios como China, y su impacto en la salida a mediano plazo de la crisis. Estaríamos hablando de ciudadanos/as que se ven obligados/as a obedecer órdenes centrales versus democracias más liberales que se enfocan en las acciones individuales. Sin embargo, creo que en esta oportunidad debemos ser subordinados/as a las necesidades de mantener a la población sana. No sólo es un tema de salud pública, sino es un preocupación de responsabilidad individual que se estudia desde el liberalismo europeo como cohesión social: juntos/as saldremos del coronavirus a través de una obediencia cívica.
Francis Espinoza F.
Académica UCN