El rol del Estado "previsor" para enfrentar futuras pandemias
"Me aventuro a decir que igual que la estabilidad social es clave para mantener la capacidad de inversión y desarrollo productivo de una economía, también lo serán la creación de nuevas infraestructuras en materia de salud". Manuel Pérez, Académico UCN
El 2019 fue de grandes cambios, no sólo en Chile, sino a nivel global. El año 2020 en tan sólo tres meses y medio de existencia parece seguir la misma senda o inclusive sobrepasarla.
La pandemia que se vive hoy en día no es nada nuevo para el ser humano, quien ha tenido que lidiar a lo largo de su historia con pandemias y epidemias que han desafiado su existencia.
Pero algo distinto añade el COVID-19 y ese algo es el contexto en el que se genera esta nueva enfermedad con un mundo completamente globalizado, densamente poblado y un entorno natural cada vez más deteriorado y al límite de no tener punto de retorno para su recuperación.
Es con certeza este contexto lo que provocó que el COVID-19 se haya convertido en pandemia global en tan sólo cinco meses desde que se registraron los primeros casos.
La pandemia finalizará, habiendo dejado sociedades golpeadas duramente por su virulencia, ni que decir tiene lo triste de la situación que se vive en Italia y España, debiendo servir ambas de ejemplo a las autoridades y ciudadanos chilenos para actuar con rapidez y firmeza.
Pero el contexto que propició su expansión es parte del modelo socio-económico en el que vivimos y difícilmente cambiará en el corto-medio plazo.
Y esto es lo preocupante, puesto que es el contexto propicio para el surgimiento de nuevas pandemias o epidemias, las cuales pudieran presentar mayores niveles de mortandad que las observadas por la actual.
Este hecho requerirá repensar el rol del Estado en dotar los recursos necesarios para enfrentar nuevas enfermedades, no sólo para preservar lo más importante que son las vidas humanas, sino también para evitar el colapso económico.
Lo grave de la enfermedad no ha sido su mortandad, sino su alta capacidad de contagio y la falta de medios para poder tratar a una gran cantidad de enfermos en situación de gravedad o de dispositivos para identificar focos de contagio.
Y esto, sin lugar a duda requerirá de un Estado "previsor" que garantice con rapidez los recursos necesarios en el momento en el que haya que hacer disposición de ellos.
Igual que el gasto militar es necesario para salvaguardar la defensa nacional sin necesidad de estar enfrentando una guerra, sistemas de salud bien equipados y con recursos suficientes también serán necesarios para salvar vidas y evitar el colapso económico ante futuras pandemias o epidemias.
Desde esta pandemia, el rol del Estado "previsor" será fundamental para garantizar los recursos necesarios frente a nuevas enfermedades.
Y será el Estado y no el mercado quien adopte el rol previsor, siendo difícil que este último cumpla con dicho rol, debido a que sólo tiene un enfoque de corto plazo y rendimiento inmediato en su actividad, lo que implica que no tenga los incentivos para dotar los recursos necesarios ante situaciones hipotéticas o de incertidumbre como, por ejemplo, una futura pandemia o epidemia.
Es decir, ninguna empresa producirá nada sin tener claro el rendimiento de su operación o, lo que es lo mismo, sin saber cuándo surgirá una nueva enfermedad.
No obstante, es seguro que el contexto en el que vivimos deparará nuevas enfermedades y, por ello, deberemos estar preparados para enfrentarlas a fin de evitar la pérdida de vidas y el desastre económico.
Me aventuro a decir que igual que la estabilidad social es clave para mantener la capacidad de inversión y desarrollo productivo de una economía, también lo serán la creación de nuevas infraestructuras en materia de salud que den seguridad frente a eventos no esperados que se espera sean cada vez más recurrentes.