Las historias de los temporeros que quedaron atrapados en Antofagasta
VARADOS. La mayoría trabajaba en cosechas de la zona central. Canciller boliviana explicó que ingreso será gradual, por lo que deberán esperar su turno para retornar a sus país.
A sus 27 años Jorge Corpus Cáceres completaba su tercer año como temporero en la zona central del país. Allí, cerca de Melipilla, comenzó una travesía de pesadilla que comparte junto a casi 400 compatriotas -y 11 residentes peruanos- que hoy se albergan en el Liceo Industrial de Antofagasta.
"Yo trabajaba en cosecha de uvas, por temporadas. Llegaba cada fin de año y me quedaba por tres o cuatro meses dependiendo del trabajo. La mayoría viene por la temporada hasta fines de abril, pero con el tema del covid, muchos fundos cerraron y quedamos sin nada", indica Corpus, convertido en repentino vocero del grupo de refugiados.
Luego de un par de días en Santiago, y ante la imposibilidad de encontrar un nuevo trabajo -recuerda- decidió junto a unos amigos retornar a La Paz, Bolivia.
"Sabíamos que la frontera estaba cerrada", comenta respecto a la decisión del gobierno de la presidenta Jeanine Añez que prohibió el ingreso de personas a Bolivia, "pero confiábamos que en el transcurso del viaje, se podría solucionar el tema. Hubo unos compatriotas que estuvieron en Huara y pudieron pasar a Pisiga".
Jorge asegura que ninguno de los casi 350 bolivianos que regresaban en ese momento, sabía de la disposición de las autoridades de Tarapacá de limitar el ingreso de extranjeros no residentes a esa comuna. Tampoco -afirma- les indicaron de alguna disposición especial a la hora de comprar el ticket hasta Iquique.
Rolando Anza, otro de los bolivianos varados en Antofagasta, incluso afirma que pagaron un porcentaje mayor al precio tradicional para poder hacer el trayecto en forma directa. "Como todos íbamos a Iquique pusimos 10 mil pesos más para hacer el viaje expreso. Queríamos llegar lo antes posible, pero el control de las carreteras retrasó todo y cuando llegamos al Loa, habían cerrado una hora antes el camino", asegura.
Frontera
El cierre de la frontera boliviana el 19 de marzo pasado, generó un problema de hacinamiento mayor en Colchane, justo en la frontera. Por ello, actualmente más de 800 bolivianos se encuentran alojados en el liceo Bernardo O'Higgins de Iquique, a la espera de poder regresar.
La imposibilidad de acoger más extranjeros obligó a las autoridades de Tarapacá a restringir el acceso en la aduana sanitaria ubicada en la desembocadura del río Loa, desde donde devolvieron los buses con temporeros bolivianos.
Ante la gran aglomeración de personas que se produjo en el terminal "Oviedo Cavada" de Antofagasta, la tarde del miércoles las autoridades regionales a cargo del estado de emergencia decidieron albergar a los migrantes en el Liceo Industrial Eulogio Gordo Moneo. Esto pese a la oposición de la alcaldesa de la comuna, Karen Rojo, quien manifestó falta de coordinación para la implementación de la medida de urgencia.
De acuerdo a lo informado por el jefe de la defensa, general José Miguel Aguirre, el establecimiento seleccionado finalmente, cuenta con capacidad para albergar a 2 mil personas, aunque esperan limitar el número de residentes a 500 personas.
"El liceo cuenta con las condiciones básicas para vivir, las dependencias son amplias. Y hoy se está haciendo una gestión integral con las seremis a cargo de la gobernadora provincial para brindar el apoyo necesario a estas personas", indicó.
Trabajadores
Entre el grupo de asilados se repite la idea que son muchos más los bolivianos que se encontraban trabajando como temporeros en la zona central y que hoy buscan volver a sus ciudades de origen.
"Hay casi el doble de personas en Santiago. La mayoría de los que trabajábamos en la uva somos bolivianos. Yo creo que van a llegar en algún minuto por acá porque la vida en Santiago es muy cara, y sin trabajo es muy difícil mantenerse ahí", sostiene Adolfo Huanaco, residente de Potosí.
El retorno, sin embargo, no parece cerca, ni simple. De acuerdo a lo manifestado por la ministra de Relaciones Exteriores de Bolivia, Karen Longaric, el ingreso de personas al territorio nacional será "gradual".
"El gran problema del Gobierno de Bolivia es que no tenemos instalaciones adecuadas en la frontera para que los compatriotas hagan la cuarentena, por eso tienen que aguardar un tiempo para que los grupos que ya están esperando su turno para cuarentena en Pisiga concluyan e ingresen los siguientes", informó Longaric al diario Los Tiempos de Cochabamba.
La canciller afirmó que se encuentran en contacto con el gobierno chileno para la atención de la crisis, sin embargo, sostuvo que el reingreso debe cumplir con las exigencias que establece el Ministerio de Salud boliviano.
"Deben esperar su turno, porque el espacio para guardar cuarentena en el territorio boliviano que se ha instalado en Pisiga tiene una capacidad máxima de 480 personas", recalcó.
La sensación de abandono por parte de las autoridades consulares, también se multiplica entre los refugiados.
"Ninguna autoridad del consulado nos ha respondido el teléfono. Ni siquiera los mensajes de WhatsApp. Nos dijeron que tenían un predio que podía recibirnos y no tuvimos respuesta de ninguno de nuestros representantes. El gobierno chileno y los compatriotas que viven en la ciudad nos han ayudado mucho más", afirma Manuel Cossio, residente de Santa Cruz, quien a diferencia de la gran mayoría, busca volver luego de quedar sin trabajo en una faena minera de Taltal.
"La situación ya no daba para más. Subí solo a la ruta 5 y los carabineros me subieron a un bus y resulta que estaba lleno de compatriotas. Con ellos llegué hasta Tocopilla, pero nos devolvieron. Pasamos la noche en la terminal y ahora estoy acá. No tengo teléfono, pero pude comunicarme con mi familia en Santa Cruz. Estoy bien y como todos, espero volver lo antes posible", afirma.
"Ninguna autoridad del consulado nos ha respondido el teléfono. Ni siquiera los mensajes de WhatsApp".
Manuel Cossio, originario de Santa Cruz