70 laboratorios en una carrera contra el tiempo para desarrollar una vacuna
SALUD. Mundo científico está volcado a este objetivo para detener la pandemia. China y EE.UU. ya realizan pruebas en seres humanos, pero la OMS advierte que aún falta camino.
Alentada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y varios gobiernos, la carrera por encontrar una vacuna segura y eficaz contra el coronavirus continúa en laboratorios de todo el orbe.
La OMS tiene actualmente registros de 70 intentos en 20 naciones distintas por dar con una protección contra la enfermedad surgida a fines del año pasado en Wuhan, China, y que a la fecha ha infectado a 2 millones de personas y provocado la muerte 150 mil.
La delantera en este esfuerzo científico sin precedentes la llevan laboratorios chinos y estadounidenses, que ya iniciaron las pruebas clínicas de vacunas experimentales.
Pekín, por ejemplo, confirmó esta semana que comenzó a probar en seres humanos tres potenciales vacunas contra el COVID-19.
La primera de ellas está basada en vectores de adenovirus, y fue desarrollada por un equipo de investigación dirigido por Chen Wei, académica de la Academia de Ingeniería de China e investigadora del Instituto de Medicina Militar.
La primera fase de las pruebas clínicas de esta vacuna se completó a finales de marzo y la segunda comenzó el 12 de abril. Se trata de la primera vacuna a nivel mundial que entra en la segunda etapa de ensayos clínicos, según la Organización Mundial de la Salud.
Asimismo, en los últimos dos días, China inició pruebas clínicas para dos vacunas inactivadas para el coronavirus, desarrolladas por el Instituto de Productos Biológicos Wuhan.
Estas vacunas inactivadas tienen la ventaja de que se encuentran en un proceso de producción relativamente maduro, con estándares de calidad ya controlados y un rango de protección más amplio.
Moderna
En Estados Unidos, la nación más afectada por el virus en el mundo, la carrera la encabeza la compañía de biotecnología Moderna Inc., que con apoyo y financiamiento del gobierno norteamericano desarrolló una vacuna que utiliza una novedosa tecnología de ARN para estimular el sistema inmunológico.
La vacuna no puede causar el COVID-19, pero contiene un código genético inocuo copiado del virus.
El producto de Moderna Inc. ya fue probado en 45 voluntarios sanos, pero el ensayo se amplió recientemente.
También en Estados Unidos científicos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Pittsburgh, en Pensilvania, probaron con éxito en ratones una vacuna que se administra a través de un parche y produce anticuerpos específicos para el virus en cantidades que se consideran suficientes para neutralizarlo.
"Es como un pequeño vendaje compuesto de 400 agujitas que cargan la vacuna", explica a la cadena CBS el Dr Louis Falo, uno de los investigadores responsables.
Ahora el laboratorio debe conseguir los permisos de las autoridades sanitarias estadounidenses para iniciar ensayos en humanos.
Italia
En Italia, otra de las naciones duramente golpeadas por las pandemia, también trabajan contrarreloj en una vacuna.
La responsable es la empresa Irbm, cuyo director general Matteo Liguori, contó que las pruebas están avanzadas.
"Hemos finalizado las pruebas en laboratorio y ahora probaremos la (candidata a) vacuna en más de 500 personas sanas, voluntarias, de edades entre los 18 y los 55 años, para que, si es un éxito, se pueda distribuir a nivel mundial ya en 2021", manifestó.
Fundada en 2009 en la localidad de Pomezia (Lacio, centro), esta empresa, que opera en el sector de la biotecnología molecular, la ciencia biomédica y la química orgánica, es una de las más reconocidas del país y ya en 2014 trabajó en el lanzamiento de una vacuna contra el ébola.
Las pruebas en humanos se realizarán a partir de este mes en Reino Unido, en colaboración con el Instituto Jenner de la Universidad de Oxford.
Más de 500 personas (todas sanas) se han ofrecido como voluntarias para someterse a estos ensayos clínicos.
Israel
El Instituto de Investigación Migal de Israel también anunció que ha desarrollado una vacuna contra el nuevo coronavirus, la que -dijeron sus responsables- podría estar disponible en unos 90 días.
Los expertos comenzaron su trabajo desarrollando una vacuna contra la gripe aviar, que se utiliza ahora por defecto con cada ave que nace en Israel y en otros países también, por lo que ya tenían "terreno ganado" cuando empezaron a difundirse informaciones sobre la mutación del nuevo coronavirus.
"Nuestro objetivo básico era desarrollar la tecnología general y no específicamente una vacuna para este o aquel tipo de virus", comentó el jefe del departamento de biotecnología de Migal, Chen Katz.
En los ensayos preclínicos, el equipo demostró que la vacunación oral induce altos niveles de anticuerpos específicos contra el virus aviar.
"Actualmente estamos en intensas discusiones con socios potenciales que pueden ayudar a acelerar la fase de ensayos en humanos y acelerar la finalización del desarrollo del producto final y las actividades regulatorias", agregó.
Pese a la urgencia de contar con una vacuna, la OMS ha sido cauta en estimar los plazos en que se podría arribar a una protección eficaz.
Entre 12 a 18 meses, ha dicho, para un proceso que normalmente puede tardar una década, pero se hacen esfuerzos inéditos para que el resultado esté antes.
Chile también busca una protección contra el mal
Y Chile también se ha sumado a este esfuerzo por desarrollar una vacuna para el COVID-19. El trabajo, que está a cargo del Instituto Milenio de Inmunología e Inmunoterapia (IMII), comenzó en diciembre con la etapa de diseño y acaba de pasar a la fase de la formulación de la vacuna, por lo que en dos meses podrían tener listo el primer prototipo.
En el proyecto también participan investigadores de la Universidad Católica y el Consorcio Tecnológico en Biomedicina Clínico Molecular (BMRC). Y, para el desafío, cuentan con la experiencia acumulada en la última década en el desarrollo de vacunas contra el virus respiratorio sincicial (VRS) y el metapneumovirus humano (MPVh).
"Una vez que hayamos obtenido el prototipo de vacuna, se deben llevar a cabo y superar varias etapas experimentales como por ejemplo iniciar los ensayos preclínicos, que corresponden a las pruebas a nivel de laboratorio que demuestren seguridad y efectividad en modelos experimentales. Completada esta etapa, el prototipo de la vacuna se debe fabricar en condiciones de buenas prácticas de manufactura para cumplir con las regulaciones nacionales e internacionales. Con esta nueva formulación, y si todo sale según lo esperado, la etapa siguiente correspondería a la realización de pruebas clínicas de seguridad en humanos", indica Dr. Alexis Kalergis, director del IMII.