Con el título "cómo se cerró el mundo", en un artículo la BBC (08/04/2020) analiza las diversas estrategias internacionales de distanciamiento social tan necesarias para combatir la expansión del coronavirus y otra pandemia peor que yo denominé, en otro artículo, la 'desobediencia social', tomando como referencia los escritos del filósofo estadounidense Henry David Thoreau (1849). Ahora ya pienso que estas conductas son más bien parte de la escasa madurez ciudadana y el aumento de la irresponsabilidad personal para enfrentar una crisis como la que estamos viviendo.

Me cuestiono en esta columna si hay una relación directa entre medidas muy restrictivas y las cifras de expansión del coronavirus y su impacto en guarismos fatales. Para tales efectos, hago un cruce entre las disposiciones tomadas y números reales extraídos del Coronavirus Resource Centre de la Johns Hopkins University & Medicine (https://coronavirus.jhu.edu/map.html). Ya para fines de marzo, más de cien países decretaron el cierre total o parcial del movimiento interno no esencial. En el caso de aquellas naciones-estado donde la pandemia arribó en marzo, se fueron estableciendo diversas medidas que se han visto como exitosas o fracasadas, y el resto fuimos aprendiendo más o menos de ellos.

El medio inglés señala que en Bolivia (1.802 casos/86 muertos) se utiliza una metodología parecida a la restricción vehicular, pero definida por el último número del documento de identificación. En estas condiciones, la gente puede salir de sus hogares una vez a la semana a hacer trámites y autoabastecerse. Por su parte, Serbia (9.677 casos/200 fallecidos) impuso una hora asignada para paseos de mascotas.

La BBC precisa que al 01 de abril, algunos países de América Latina han llevado a cabo un 'confinamiento nacional', pero los datos duros nos muestran otra realidad en términos de contagiados y muertos a la primera semana de mayo (06/05/2020). Así, entre los casos fallidos se encuentran Ecuador (31.881 casos/1.569 fallecidos) y Perú (51.189/ 1.444); pero hay ejemplos exitosos de esta medida temprana como Argentina (5.020/264), Honduras (1.270/93), Bahamas (89/11), Barbados (82/07), El Salvador (633/14), Haití (101/12).

Otras naciones latinoamericanas optaron por una 'cuarentena localizada' y entre los menos exitosos podemos contar a República Dominicana (8.480/354) y desgraciadamente a Chile (22.016/275), que aparece 25° en el ranking internacional (John Hopkins University) y tercero en América Latina después de Ecuador y Brasil. Los que estarían sorteando mejor la pandemia con una metodología focalizada serían Cuba (1.685/69), Antigua y Barbuda (25/03), Surinam (10/1), Guatemala (763/19), Bermuda (115/07). El resto de los países partió por recomendaciones nacionales y localizadas a partir de la aparición del primer caso.

Estos números podrían ser cuestionables si consideramos la cantidad de testes tomados, las condiciones sanitarias y de transparencia en la información y el tráfico de personas de los países analizados, entre tantas otras variables. Lo cierto es que el Ministerio de Salud decretó a partir del pasado martes a las 22:00 hrs., el confinamiento total en las comunas de Cerrillos, Quilicura, Recoleta y la extensión de la comuna de Santiago, en la Región Metropolitana, así como para el radio urbano de Antofagasta y la comuna de Mejillones.

No hay fórmulas para sortear exitosamente esta crisis sanitaria internacional, pues tanto naciones-estado como ciudades tienen un comportamiento urbano y de tráfico específico. Por ejemplo, en Yakarta, Indonesia, no se declaró una cuarentena total, pero la congestión se redujo casi a cero. En Los Ángeles (USA) y Nueva Delhi (India), el tráfico ya se había reducido antes de que se decretaran restricciones. Por ende, la tarea es nuestra, la de tomar conciencia de que el confinamiento social es fundamental para salvar vidas, nuestra economía y el país, pues es aquí donde se demuestra el verdadero civismo, no sólo en la emisión de un voto electoral.