Un símbolo de nuestra ciudad
PATRIMONIO. Las obras de mejoramiento están pendientes, dijo el propietario.
Maximiliano Poblete, que fue alcalde hasta fines de la década de 1930, fue un fiel intérprete de las demandas ciudadanas, citó el profesor González, para quien la obra legada constituye un símbolo citadino por dos motivos.
"Resignifica a la plaza del sector, que sólo contaba con el homenaje de la colonia alemana para el centenario y lo transforma en una plaza de encuentro (la plaza Colón simboliza el poder: intendencia, catedral, etc.), y lo erige en una convergencia de los distintos segmentos sociales en un momento que se transita hacia una democracia social con Arturo Alessandri en 1920. Las expresiones populares encuentran su espacio en la plaza del Mercado".
El Mercado y la plaza funcionan como una unidad. Debe recordarse que en un costado de ésta y entre locales artesanales, destaca la Estatua al Centenario de la República con detalles de bronce y donada por los alemanes en 1910.
Desde 2001, la propiedad del Mercado está en manos de la familia Korlaet. Ivo, uno de los hermanos, recordó que se hicieron del lugar tras el anuncio de remate hecho por el Municipio (antes estaba bajo control de los propios locatarios).
"Yo vivía en Ossa con Maipú", recordó Korlaet, para quien la posibilidad de tener el edificio fue un sueño cumplido. Por eso, incluso, cuando vendieron los supermercados, no quisieron deshacerse del recinto, a pesar de que tuvieron una oferta.
Hoy son 67 locatarios repartidos entre tres mil metros cuadrados en dos niveles (el tercer piso es usado como bodega), que Korlaet defiende como una familia.
Entre los locales de hoy destaca "El chico Jaime", que suma 40 años, haciendo fama por sus platillos tradicionales, y la singular decoración. Por cierto, otra cosa llamativa es la amplitud de menús en los locales: desde la comida chilena, a preparaciones bolivianas o colombianas (hoy disponibles para llevar).
Por calle Ossa destacan los puestos de flores, frutas, verduras y carnicerías, las que siguen abiertas, pese a la pandemia de coronavirus y antes con las protestas que tuvieron como epicentro a la Plaza Sotomayor, llamada informalmente como "Plaza de la revolución".
Quedan pendientes los arreglos y celebraciones, concluyó Korlaet.