Negocio por accidente: la flota albacorera duplica sus capturas de tiburón sardinero
El 22 de abril 2019, el Vama II, la única embarcación industrial de la flota chilena que pesca pez espada (Xiphias gladius) o albacora como también le llaman a esta especie, se lanzó al mar durante 19 días. El 10 de mayo, cuando llegó a puerto, desembarcó cincuenta kilos de pez espada y 14.621 kilos de tiburón azulejo (Prionace glauca). Un detalle importante: los tiburones no eran su pesca objetivo, sino que fueron pescados por accidente.
La pesquería de pez espada es una de las que reporta mayor cantidad de fauna acompañante, es decir, que en sus redes y anzuelos caen incidentalmente grandes cantidades de otros peces, entre ellos tiburones, algunos de los cuales se encuentran amenazados de extinción.
Para saber cuántos tiburones han sido capturados incidentalmente por la flota albacorera en los últimos años, Mongabay Latam analizó las cifras de desembarque del Servicio Nacional de Pesca (Sernapesca), el organismo en Chile encargado de llevar la contabilidad de cuánto y qué se pesca en el país. Lo que comprobó fue que más del 70 % del total de tiburones que llegan a puerto son capturados de manera incidental por estos barcos.
En una casa ubicada en los cerros de las ciudad de Coquimbo, un comerciante legal de aletas de tiburón despliega sobre una mesa de madera algunas muestras de su mercancía. Tiene aletas de tiburón mako (Isurus oxyrinchus), de sardinero (Lamna nasus) y de azulejo (Prionace glauca). Todas, dice, corresponden a animales que fueron capturados accidentalmente por barcos que en realidad tienen como objetivo pescar pez espada, también conocido como albacora.
El Vama II, junto a dos embarcaciones más artesanales, son las únicas que capturan pez espada con palangre en Chile, un arte de pesca que consiste en extender en el mar una larga línea de la cual penden hasta 1.200 anzuelos. El resto de la flota albacorera, toda artesanal y que está compuesta por más de 200 barcos que miden entre 7 y 18 metros, utilizan redes para pescar el pez espada. Sin embargo, en ellas tampoco los tiburones se libran de quedar atrapados y varios se encuentran con algún grado de amenaza de extinción.
El tiburón mako (Isurus oxyrinchus) y el azulejo o azul (Prionace glauca) -En Peligro de extinción el primero y Casi Amenazado el segundo, según la Lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN)- han sido históricamente las principales especies de tiburones que son capturadas incidentalmente por los barcos albacoreros. Sin embargo, en los últimos tres años, el tiburón sardinero (Lamna nasus) se ha unido al grupo. Si en 2016 se desembarcaban 73 toneladas de sardinero como fauna acompañante de la albacora, en 2019 la cifra llegó a las 157 toneladas, el doble, pasando así a convertirse en la especie de tiburón más desembarcada en la pesquería de pez espada.
El incremento en los desembarques de sardinero se hace aún más notorio al mirar hacia atrás. Según las estadísticas del Sernapesca, en 2012 ni siquiera se reportaban desembarques de esta especie.
¿A qué se debe este aumento en las capturas?
Al contrario del tiburón mako y el azulejo, que nadan en aguas algo más templadas, al norte del país, este tiburón se desplaza en las aguas frías del sur. Según datos de Sernapesca, la cantidad de embarcaciones albacoreras que operan en las regiones del sur ha aumentado en los últimos años, así como el número de viajes. Entre 2012 y 2015 se realizaban 200 viajes al año, a partir de 2016, sin embargo, esa cifra empezó a crecer hasta llegar a los 300 viajes que se hacen hoy en las zonas donde nada el sardinero. "Esa podría ser una explicación", dice Francisco Concha, director del Laboratorio de Biología y Conservación de Condrictios (Chondrolab) de la Universidad de Valparaíso.
Si el número de viajes sube, la pesca incidental también. El sardinero podría ser víctima entonces de este aumento en el número de operaciones pesqueras, aunque no se puede dejar de lado la posibilidad de que el mercado vuelva más atractiva también a la especie.
Los precios de las aletas que el comerciante desplegó sobre la mesa de madera en su casa de Coquimbo, varían según la especie, pero también según su procesamiento. "Esta es más cara porque no tiene piel y es pura fibra. Todo el cartílago, que es la parte blanca de la aleta, se le sacó", cuenta el comerciante quien se enorgullece de ser, según dice, la única persona en el país capaz de hacer ese trabajo con las aletas. "Lo aprendí de un chino", cuenta.
Los precios van desde los 15 mil a los 70 mil pesos por kilo (entre 18 y 84 dólares) y en total, este experimentado comerciante tiene almacenados 621 kilos de aletas listos para vender, de los cuales la mayor parte es sardinero.
Aunque este hombre es de lo más reconocidos en el rubro, no es el único. En la playa de la misma ciudad de Coquimbo es fácil contactar con algún comerciante de aletas. El primer pescador al que le preguntamos, rápidamente tomó su teléfono celular y llamó a quien se ocupa de comprar y vender este producto. Tras unos minutos de espera, el comerciante se hizo presente con su oferta: 20 dólares el kilo de aletas ya sea de mako, de sardinero o de azulejo. Aseguró tener 1.100 kilos disponibles
Aletas secas de tiburón sin piel
En los últimos tres años, la flota que en Chile se dedica a pescar pez espada o albacora, duplicó sus capturas incidentales de tiburón sardinero, catalogado como Vulnerable a la extinción, y la comercialización de su carne y sus aletas aumentó 40 veces. A pesar de que las cifras van en aumento, los tiburones no son considerados una pesquería en Chile por lo que no hay un límite en la cantidad de animales que es permitido pescar.
Por Michelle Carrere
Esta información es republicada en el marco de una alianza con el medio internacional de noticias Mongabay Latam.
más negocio
foto: Michelle carrere