Las obras que Rafael Gumucio escribió en convalecencia
El escritor chileno vive desde febrero en USA. Allá sufrió un accidente en bicicleta y tuvieron que operarlo. En la recuperación escribió obras de teatro que ahora se estrenan vía Zoom.
En las obras de la compañía actúan Amparo Noguera, Luis Gnecco, Gabriel Urzúa, Blanca Lewin y Antonia Zegers.
-¿Cómo escribiste teatro si tenías las manos operadas?
-Escribo con la derecha nomás.
-¿Eso fue hace poco?
- Mi accidente fue bastante dramático porque me tocó en el peak del virus en Nueva York. Hace un mes caí en la calle y me llevaron en ambulancia a South Hampton, al hospital. De ahí me operaron de las dos manos, tres veces. No le vi la cara a nadie, solo vi ojos a través de las mascarillas.
Cuando se suspendieron las clases en Nueva York la familia de Rafael Gumucio -sus suegros, su esposa e hijas- estaba en la playa. Y allí se tuvieron que quedar. El escritor se había trasladado en febrero a Estados Unidos, porque su esposa, la escritora norteamericana Kristina Cordero ("Didi recorre Nueva York"), quería que las hijas de ambos estuvieran cerca de su familia, de sus abuelos. Él pidió un año sabático en la universidad donde hace clases.
En South Hampton pueden salir a comprar e ir a la playa, pero no ver gente. Gumucio pasa el tiempo escribiendo con una mano o dictándole a su hija Beatriz los diálogos que se le ocurren para las obras de teatro que produjo The Cow Company. La entrada al espectáculo virtual se puede comprar online y el público, luego del estreno, participa comentándola junto a los actores y director.
Por ejemplo, la obra "El laúd francés" toca el tema de la educación en tiempos de Pandemia. El argumento nació de una broma. El autor la cuenta: "En la casa donde estoy hay una mandolina. Mis hijas se pusieron a tocar y yo bromeé con que están aprendiendo 'Laúd francés'. Pasa que los padres que conozco, desesperados por el encierro, meten a clases de cosas raras a sus niños o dicen que están aprendiendo cualquier cosa extraña. Y si es verdad, los pobres niños van a salir totalmente frikiados de esta situación".
-¿Y tú qué haces?
-Yo les paso el Iphone.
En "El laúd francés" tres actores representan a tres padres que pagan colegiaturas caras en colegios que sólo les mandan guías y trabajos por Internet. Los padres empiezan a desgranar la verdad de su desesperación por la educación a distancia a medida que avanza el diálogo.
-¿Qué paga esa familia que se desangra con una colegiatura?
-Supongo que status. Tenemos mucho miedo de los demás y hemos destruido la educación pública. Cuando yo era joven era bastante posible estudiar en la educación pública. Estudié en un colegio subvencionado y no es que aprendiera mucho, pero aprendí a conocer gente. Tampoco creo que haya aprendido nada en un colegio privado. Hoy no sé si es tan fácil estudiar en un colegio público. Hemos construido barreras imaginarias que se han vuelto reales de tanto insistir en ellas.
-¿Cómo educas a tus hijas?
-En Chile tenía a mis hijas en un colegio pagado y buscaba que ellas lo pasaran bien, no mal, no sufrieran. Acá están en un colegio público, gratis, de gente muy parecida a uno.
-¿Ahora tienen clases?
-Por Zoom. Es todo bien absurdo. Una de las ideas de la educación es que los hijos estén lejos de los papás para tener 8 horas y hacer las cosas de uno. O cuatro horas, o cinco horas sin ver a los niños. Y supongo que ellos agradecerán estar algunas horas sin los padres encima. Esa es la mitad del sentido de tener a los niños en las escuelas. Ahora los padres hacen las tareas y todo se transformó en un absurdo.
-¿Haces tareas tú?
-Soy bastante mal papá. También fui bastante mal alumno, así que no les voy a enseñar lo que no sé. Yo escribo, estoy terminando una novela, unos cuentos, mi columna.
-¿Cómo se ve Chile desde allá?
-Me preocupa. Hay gente que celebra la crisis de confianza: que nadie cree en nada ni en nadie. Eso no es señal de madurez sino señal de infancia histérica. La confianza es gratis. La escasez de referentes es absoluta.
El teatro
Las obras que escribió Rafael Gumucio están divididas en la obra propiamente tal y la parte en que los actores y el público se conectan: "En ese momento pasa algo inédito, porque como estamos todos en la casa, la diferencia entre actores, directores, escritores y público, se elimina. Hay un momento en que somos todos iguales y eso es muy catártico", cuenta.
Rafael Gumucio, el dramaturgo, presenta la obra y luego se queda a comentarla con los espectadores. Las obras duran alrededor de una hora. Actúan sólo tres actores, porque en The Cow Company pensaron en economía a escala.
"Este no es un negocio, pero queríamos que funcionara en la realidad. Son comedias cortas, escritas para Zoom. Nosotros no queremos substituir el escenario. Estas obras nacen acá y mueren acá, en la Pandemia", dice el escritor.
- Te fluye bien el diálogo.
- Tengo buen oído gracias a que hice entrevistas durante muchos años y aprendí a escuchar. En mis novelas hay muchos diálogos también. Cada vez más.
- ¿Qué clases raras tuviste tú cuando niño?
- Judo. Usé todo lo que aprendí de judo cuando me caí en bicicleta. Y me salvó la vida, porque me enseñaron a caer.
El escritor Rafael Gumucio ha publicado trece libros durante su carrera literaria.
Por Andrea Lagos.
"Estoy en la casa de mis suegros, acá en la playa. A 300 kilómetros de Nueva York. Me rompí las dos muñecas en un accidente de ciclismo, ahora me estoy reponiendo. Estaba andando en bicicleta y caí sobre mis dos muñecas. La izquierda la tengo vendada y la derecha está bastante bien", cuenta Rafael Gumucio, el escritor nacional que usó su tiempo de recuperación para escribir "El laúd francés", "Una vida nueva", "El gran escape", "Clase magistral" y "El corazón de la fiesta", todas obras pensadas para ser vistas vía zoom en www.cow.cl