Siempre hay un modelo a seguir
Muchas veces encontramos casos que son ejemplo, donde menos lo esperamos, entre los que menos tienen, lo que da aún más valor al acto solidario y de amor. El valor del mensaje entregado por la señora Ruth es una luz de esperanza en momentos en que la tontería, la mezquindad y el engaño, son lo más recurrente de nuestra extraviada sociedad nacional, carente de modelos.
Hay acciones o palabras que nos hacen abrigar esperanzas en el presente y futuro de nuestra sociedad. La mayoría de las veces son señales pequeñas, apenas provenientes de personas sencillas, pero contundentes en su contenido.
Fue el caso de la antofagastina Ruth Torres, quien rechazó una canasta de ayuda del gobierno y prefirió que fuera entregada a alguna familia vecina que sí la requiriera.
La mujer pudo aceptar el auxilio, a nadie le sobra nada por estos días, pero en una actitud de absoluta dignidad tomó la decisión que consideró más correcta, de acuerdo a sus convicciones: tuvo el bien común como principio rector, algo que es tan escaso por estos días y meses.
Se trató de una acción a contramano de lo que vemos habitualmente; con personas y grupos tratando de obtener un beneficio máximo en cualquier escenario. La máxima es ganar (aunque no siempre el triunfo es lo más edificante ni lo mejor para nosotros o el resto), obtener popularidad o derrotar a los supuestos adversarios.
Al explicar su decisión expresó: "Cuando uno cree en Dios, hay pensamientos que son principales, como el amor al prójimo. Esas son bondades que uno tiene que tener, pero que claramente no todos tenemos. La generosidad, el amor, la humildad, el cariño al prójimo, son valores que se han ido perdiendo, pero yo siento que no podemos pensar así".
¡Qué lección nos da una humilde mujer que es capaz de superar el miedo y la incertidumbre de estas semanas para salir del "yo" y pensar en los "otros"! Algo que, debe reiterarse, es tan extraño en estos días.
Mucho se habla de las lecciones de humanidad y sencillez que todos deberían tomar en estos momentos que abruman; sin embargo, en su mayoría son palabras de "buenistas" e ilusos que poco conocen de los móviles humanos. El valor del mensaje entregado por la señora Ruth es aún más grande, una luz de esperanza en momentos en que la tontería, la mezquindad y el engaño, son lo más recurrente de nuestra extraviada sociedad nacional, carente de liderazgos y modelos.