"Recuperar lo sustantivo de nuestra vida"
IDENTIDAD. José Antonio González, académico, investigador.
El profesor José Antonio González Pizarro, reconocido historiador nació en Antofagasta, el 25 de diciembre de 1953.
Dueño de una gran facilidad de palabra y paciencia, apunta que su faceta de académico es la que más lo llena… "Pues es la realidad total, del ejercicio de la docencia y la investigación".
Doctor en Historia, director de la carrera de Derecho en la UCN, prolífico escritor de libros y columnas, el profesor González es un orgullo para todo el Norte y el país.
¿Cuál es el recuerdo de tus padres y cuál fue su mejor enseñanza?
-De mi madre su ternura infinita y cuidado constante; de mi padre, las conversaciones de sobremesa sobre la vida y los libros. Mi padre, que tenía una muy buena biblioteca, nos inculcó el amor a los libros, y nos ponía pruebas semanales, de autores clásicos. Si no se había leído el libro, no se podía disfrutar de la conversación. La enseñanza de ambos fue la rectitud y la autoexigencia en la vida.
¿Qué cosa del pasado traerías al presente?
-El disfrute de la conversación sin límites y escribir, por el simple placer de hacerlo, sin parámetros externos, hizo más gratuito y social el saber, compartirlo en una revista de amigos, amantes del saber, o destinarlo a otra de círculos universitarios. Llevar la cultura hacia el hombre y mujer simple de nuestro pueblo, constituyó un deber de inteligencia, decía mi tío Andrés Sabella. Ese tiempo de gratuidad del conocimiento, se esfumó, y queda lo que se sube a Internet, mezclado.
¿Qué poema o canción te identifica?
-Siempre me he sentido identificado por un poema de Hölderlin, "El arco de la vida" (Lebenslauf), en su segunda versión: "También tú tuviste grandes sueños, pero el amor/ nos somete a todos a su ley y ahora las penas nos doblegan. / Pero no en vano el arco de la vida retorna / a su punto de partida", refiere en su primera estrofa.
Y la canción, hay varias, según como han pasado los años. Me quedo con "Mis gaviotas" y "Muchacha típica", de Joan M. Serrat.
¿Qué características definen a los nortinos?
-El reto a la adversidad hace a un pueblo, señalaba Arnold Toynbee. La respuesta nuestra ante el desierto y el océano, moldeó a los nortinos: tesón, coraje y carácter seco, conjugado con rasgos de imaginación, solidaridad y cosmopolita. Quizás alguien se extrañe por esto último; el contacto con diversa inmigración de ayer y hoy, nos ha abierto al mundo simbólico y material.
¿Qué objetivos debe plantearse la región para su desarrollo?
-Que nos dejen tranquilos los que piensan en el centralismo político. Retomar la senda de pensar y sentir nuestro territorio, con proyectos endógenos, luchar por recuperar los aportes del cobre a nuestras finanzas municipales y regionales (la otrora ley de 1954). Y, en vez de debatir esa híbrida figura del gobernador, en vez del intendente, potenciar, como en el pasado desde 1872, a los municipios de la región, más representativos del sentir ciudadano que cualquiera otra institución. Ahí está el nervio de lo político.
¿Qué espacio de la región es el que más te gusta y por qué?
-Estar en el desierto. Es a la vez, un placer estético y una posibilidad de contemplación. Lo he recorrido palmo a palmo, cada metro del yermo, desde la costa hasta la precordillera. El páramo embruja, es tierra de prueba, nos hace resonar nuestra finitud. El desierto va a estar cuando no quede ningún habitante sobre la faz de la tierra.
¿Qué sueño está pendiente de cumplir?
-Ver crecer a Simón Alonso, mi amado nieto.
En tiempos tan convulsos, ¿qué consejos le darías a personas que no conoces?
-Dos cosas muy simples. Que lo primero que configuramos como humanidad, fue el templo y después el estado. Ahí hay una lección imperecedera. Lo segundo, que todo tiempo de desesperación es una coyuntura para una sociedad y un dilema personal: recuperar lo sustantivo de nuestra vida.