Una voz del Bronx
"Si eres lo suficientemente afortunado puedes salir de aquí, quizás ir a la universidad, pero la mayoría de mis amigos o han acabado muriendo o en la cárcel, o siguen viviendo en comunidades como en la que estamos ahora", cuenta Chris Ramos, una de las miles de personas negras del deprimido barrio neoyorquino del Bronx.
Como él, miles de personas se han unido al clamor por justicia -y por justicia social- para la comunidad afroamericana en EE.UU. tras la muerte de George Floyd a manos de la policía.
Chris habla con claridad y calma, y camina despacio. Sobrevivió diez años de su infancia y adolescencia en un bloque de viviendas sociales conocidas como "projects", sinónimo de minoría, pobreza, drogas, delincuencia y violencia, hasta que sus padres tuvieron la suerte de recibir, hace unos años, una vivienda de protección cinco bloques más allá, en un área un poco más tranquila de esta zona del sur del Bronx, uno de los barrios históricamente más empobrecidos de Estados Unidos.
El Bronx tiene el mayor índice de pobreza de la ciudad con un 28,4 %, según datos oficiales de 2019, muy por encima de la media de la ciudad, y en algunas zonas como Hunts Point, Morris Heights, Belmont o Concourse, cuatro de cada seis familias son pobres.
Una penuria que se une a la falta de servicios públicos, como la asistencia sanitaria, la limpieza o al acoso policial contra la minoría negra, que junto a la latinoamericana es la predominante en grandes partes de este distrito del norte de Nueva York, donde viven un millón y medio de personas.
Chris tiene 27 años y ha vuelto a su casa "temporalmente" después de haber perdido su trabajo en una tienda de ropa deportiva por la irrupción de la pandemia, pero también para echar una mano a sus padres y mantener "las luces encendidas", como dicen aquí para referirse al pago de la factura de la electricidad.
El barrio, al mediodía, parece una zona apacible, con la mayoría de los locales cerrados por el coronavirus, una iglesia evangelista cada dos bloques y muy poca gente por las calles. Pero Chris aconseja no pasearse por esa zona a partir de las ocho de la tarde, cuando cae la noche.
"La vida aquí no es para todo el mundo", explica antes de decir que la gente en su vecindario tiene siempre dos preocupaciones en mente: "El gran número de bandas y su violencia sinsentido, pero también tienen que preocuparse de la policía. Puedes recibir de cualquiera de las dos partes. Por lo que sí, definitivamente, es difícil vivir aquí, aunque intentamos hacer todo lo posible para prosperar sacando lo mejor de esta situación".
Pero la vida de la comunidad negra en El Bronx se repite
Chris Ramos, afroamericano habitante del icónico barrio neoyorquino del Bronx, da su mirada respecto a la persistencia del racismo en la sociedad americana y los prejuicios que tienen que enfrentar los negros desde que son niños.
Jorge Fuentelsaz
Agencia EFE