Paulo de Jolly, en bicicleta directo hacia Versailles
El poeta chileno murió esta semana de un infarto al corazón en una casa de reposo. Sus poemas en fotocopias sobre la corte del Rey Sol los las repartió pedaleando por Santiago de Chile.
Paulo de Jolly ha muerto. El autor de "Louis XIV" murió el lunes pasado de un infarto, enclaustrado en una casa de reposo de Av.Matta. Le cantó al Rey Sol en los años ochenta y repartió estos poemas en bicicleta. Eran textos dispuestos en sobres y entregados bajo la puerta. Elegía a sus destinatarios delicadamente: Diego Maquiera, Enrique Lihn, Armando Rubio, David Tulkertaub y Jorge Edwards, entre otros próceres de la literatura.
Los personajes de sus poemas constituyen el mundo más alto de la corte. Son versos llenos de historias de palacio y jardines perfectos, escritos en la época en que en Chile gobernaba el régimen militar.
En esos años (los ochenta) ganó un premio en Puerto Rico lo que significó una primera edición en Centroamérica. Ésta no circuló en Chile. Varios años después, el 2003, auto-editó "Príncipes, Duques y Mariscales de Francia", una continuidad de su mundo creativo, también con escaso número de lectores.
¿Cómo fue que de Jolly metió su cabeza al mundo de Louis XIV? Su padre fue traductor de la UNESCO en los años de la Unidad Popular. De esta forma, Paulo de Jolly conoció el Palacio de Versailles, la gran construcción hecha por Louis XIV y que lo deslumbró para siempre. Aseguró haberlo visitado cientos de veces y también haber asistido de oyente a la Sorbona.
Según de Jolly, lo que faltó en la corte de Louis XIV fue un gran poeta. Y él reclamó para sí ese lugar con sus versos escritos desde Chile. El impacto desde su aparición fue inmediato entre los pocos que lo leyeron. El escritor Thomas Harris lo recuerda: "Me provocó extrañeza, admiración, fascinación".
Megumi Andrade, académica de la Universidad Finis Terrae, escribió sobre la obra de Paulo de Jolly en forma reveladora: "Una de sus declaraciones más polémicas es que su idea con 'Louis XIV' era 'darle un modelo de gobierno a Pinochet para que este hubiera impulsado un renacimiento de las artes, con ballets, conciertos y literatura'", apuntó.
Si estas ideas pertenecían al autor o al personaje creado por sí mismo, es difícil saberlo. Andrade tercia de esta manera: "De alguna manera, Paulo de Jolly cumplió con ser el mejor ejemplo de su propia sentencia: 'La poesía es una creación que debe elevar al autor más allá de sí mismo'".
Thomas Harris abre otras interpretaciones: "Él estaba fascinado por uno de los Luises, el Rey Sol. Paulo abrevió a Voltaire, pero muchos no comprendieron las dimensiones de su proyecto, los alcances en materia el tratamiento del poder, analogías, parangones".
Poeta historiador
La particularidad de Paulo de Jolly también tuvo que ver con su propia mente. Autodefinido como "poeta historiador", era un sabio de la monarquía de Louis XIV. Sin ese carácter obsesivo, difícilmente podría haber escrito esta pieza de arte hecha como un castillo de palabras.
Diagnosticado con "trastorno bipolar", vivió sus últimos años encerrado en una casa de reposo. El 2004 dijo: "Hoy, bajo efectos de drogas siquiátricas, no puede derramar ni una letra". Pero en otras entrevistas asumió que escribía esporádicamente y en otras, aseguraba que lo todos los días, en una búsqueda de perfección insaciable, que le daba "muy pocos resultados".
Era la contradicción de un vate que partió en "la cima", en palabras de Diego Maquieira. El poeta de los Sea Harrier prologó la edición de "Louis XIV" el año 2006 en Tajamar Editores. Según contó de Jolly, eran amigos desde que estudiaron en el colegio Saint George. Allí soñaron juntos "un glorioso destino en el arte".
Thomas Harris alumbra a Paulo de Jolly: "Él lo explicó en la conversación que tuvimos para la revista Mapocho muy nítidamente y que yo lo traduciría en que cada poema para Paulo era un universo en sí: una suerte de agujero negro, de materia poética condensada".
El ensayista y poeta Antonio Cussen, quien trabajó junto a Paulo de Jolly en la selección de "Louis XIV", atribuye este abandono de la obra a dos mudanzas. Una espiritual y otras física: "Paulo era una persona que vivía en una casa de reposo, que había desarrollado un catolicismo bastante ferviente. Tenía muy pocos libros, casi nada. Vivía una vida de santo. Varias veces me vino a dejar libros que no quería tener, que le habían servido para inspirarse e informarse de Louis XIV, imagino. Dejó atrás sus escritos. Además tuvo que mudarse varias veces", relata.
Aquella edición de Tajamar fue labrada en reuniones semanales entre de Jolly y Cussen, para, según este último, "encontrar el orden, el hilo conductor. En eso nos esforzamos mucho. La selección la hacíamos Paulo y yo. Sus cercanos tenían muchos poemas de los que repartía a fines de los setenta en bicicleta". Aquel material tuvo que ser pesquisado para armar el libro.
Cussen asegura que hay "muchos poemas adicionales en algunos de los libros que sacó Paulo, que no quedaron en la edición. Son treinta o cuarenta poemas. Y van apareciendo cartas también. Pero lo que tenemos a mi juicio es lo más radiante, lo mejor".
Para Cussen, "la manera de entender a Paulo de Jolly es percibirlo como luz. En su poema las fuentes cantan, los parques escriben poesía, Francia escribe poesía y Louis XIV es un poeta. Todo en Versailles es poesía. Cuando te acercas, lo escuchas y sientes su resplandor".
Paulo de Jolly repartía sus poemas impresos en hojas sueltas a sus cercanos.
"Louis XIV"
Paulo de Jolly
Tajamar Editores
99 páginas
$7.735
Por Cristóbal Gaete
archivo el mercurio
"Vivía en una casa de reposo y había desarrollado un catolicismo ferviente. Tenía pocos libros, casi nada. Vivía una vida de santo".