"Falta una estrategia más valiente que nos ayude a detener el desastre en regiones"
COVID-19. Plantea eliminar la movilidad en ciudades y dice que "la inmunidad de rebaño es condenar a personas a morir".
Llega a dar susto escucharlo. Uno a uno van asomando sus juicios sobre malas o tardías decisiones que pudo haber tomado la autoridad para controlar el coronavirus. Puede que algunas de sus frases suenen repetidas, ya dichas por él mismo incluso, pero en marzo, cuando Chile aún miraba con distancia los efectos más severos de la enfermedad. Como muchos otros expertos y científicos, Gonzalo Bacigalupe aprovechó las oportunidades que tuvo en medios y redes sociales para llamar la atención ante el desastre que avizoraba. Pidió medidas radicales desde marzo y junto a otros cientos y miles (no es exageración) de científicos y expertos firmó cartas pidiendo al Gobierno ser más agresivo con las medidas.
Como profesor titular de la Universidad de Massachusetts Boston, doctor de la Universidad de Massachusetts Amherst, máster en Salud Pública de la Universidad de Harvard, sicólogo de la Universidad Católica de Chile e investigador del Centro de Investigación para la Gestión Integrada del Riesgo de Desastres (CIGIDEN), es considerado como alguien con la autoridad suficiente como para hablar.
¿Tan mal estamos?
-A la gente le cuesta mucho aceptarlo, asumir la evidencia. Es muy difícil entender una curva exponencial, cómo se comporta o cómo se desarrolla una pandemia, pero ahora además me doy cuenta de cómo cuesta a las personas, a todo nivel, asumir la gravedad de dónde estamos. La gente se queda como pegada en un discurso de éxito, de que somos los mejores. Hay una suerte de cansancio, que se arrastra desde octubre, una necesidad imperiosa de sentir como que las cosas están bajo control, sentir como que todo está bien.
Científicos y expertos lo advirtieron…
-Claro, muchos alertamos de esto. Tal como se hizo en octubre. Y no haber tomado medidas en serio inmediatamente no se entiende. Por ejemplo, el paquete económico que se aprobó este fin de semana se debió haber negociado en marzo, preparándonos para la pandemia. Es mucho mejor planificar para el peor escenario y después, en la medida que tenemos resultados positivos, decidimos si liberar o no.
Es mejor pasarse que quedarse cortos.
-Es mejor pasarse y pensar en un escenario mucho peor y luego junto con la ciudadanía decir "pucha, lo hemos hecho bien…". Un poco lo que se hizo en Nueva York, lo que se hizo en Uruguay, Portugal, Nueva Zelandia y Vietnam y muchos otros países que se tomaron la pandemia en serio. Yo creo que el país debió haberse paralizado. Haber asumido la pérdida. A estas alturas tendríamos a la gente súper educada y estaríamos ya hablando de terminar el confinamiento.
Lo complejo es que igual hubo -y todavía las hay- voces que indican que lo que se hizo fue demasiado, que debió ser menos…
-Se tomaron medidas a medias. Hemos dicho con claridad que la estrategia que adoptó el gobierno al nivel más alto, incluso más allá de Mañalich, y que mantiene el ministro Paris, es la inmunidad de rebaño y esa perspectiva no es éticamente sustentable porque significa matar a decenas de miles de personas, condenar a mucha gente a morir. Para lograr eso que llaman inmunidad de grupo se necesita que alrededor del 60 por ciento de la población se contagie. Entonces, aunque la letalidad sea baja, en términos absolutos el número de fallecidos es demasiado alto; es, en cierta medida, criminal. Hay que ponerle esa palabra. Es condenar a personas a morir. Y esa no debiera ser la estrategia, debiera ser detener el contagio y por lo tanto disminuirlo a la menor cantidad posible, contenerlo completamente, lo que yo llamo aplastar la curva, no aplanarla. Porque ya pasó el momento de aplanar la curva, ya estamos completamente sobrepasados. Estamos lejos de comenzar a bajar la pendiente.
Mirando las regiones
¿Qué medidas habría que tomar?
-Yo creo que aquí falta una estrategia mucho más valiente que además nos ayude a detener el desastre en las regiones. Todavía tenemos la posibilidad de evitar que las regiones caigan en este nivel de positividad tan alto. Eso significa establecer cordones sanitarios estrictos, cerrar aeropuertos en las regiones. Significa cortar y paralizar muchas actividades de manufactura, de extracción. Hay que parar realmente.
¿Más cuarentenas en regiones?
-Hay que eliminar completamente la movilidad entre lugares específicos y otras regiones o pueblos. En regiones soy mucho más optimista de poder controlar el virus, aplastar la curva, de decir primero ahí que lo eliminamos. Pero se necesitan cuarentenas preventivas y, por supuesto, efectivas. No tenemos que esperar a que haya mucha gente contagiada, porque un número menor en una localidad pequeña es devastador en pérdidas de personas.
¿Ha notado un cambio con Enrique Paris?
-El gran cambio es el tono, es indudable. Un gran cambio. Ya en la vocería de ayer (domingo) se notaba esta apertura, hay una bienvenida a otros actores sociales, a los científicos, pero hoy (ayer) primero fue muy larga, creo que se vertieron conceptos complicados como "traición a la patria" (lo dijo en La Moneda Carlos Cuadrado, alcalde de Huechuraba), y eso es llamar a una cierta violencia. Yo creo que si alguien es un traidor lo tengo que eliminar y eso hay que tener mucho cuidado con ese lenguaje bélico, del enemigo. Sí creo que se verificó una cierta continuidad en la estrategia, la de la inmunidad. Yo creo que el doctor Paris tiene que plantear una estrategia distinta y comunicarla a la comunidad. Si no, tiene que decirlo claramente. Ayer le daba muy buena nota a la vocería, les decía a mis colegas que se ganaba un 6,0. Hoy no sé si le daría un 4,0. Fue confuso.
¿Es realista hablar de volver a clases?
-No sé en términos específicos, pero sí sé que eso comunica como que tuvimos cierto éxito en controlar la pandemia. Es complicado decir que volvemos a clases cara a cara. En general la infraestructura del sistema público de educación, y mucho de la privada, no va a permitir la distancia social que es requerida. Yo creo que es más real que en algunos lugares existan exámenes, algunas actividades, pero muy limitadas. Planificar una vuelta al colegio me parece una tremenda distracción. Primero hay que parar el contagio. Es mejor decir que no y luego, si las cosas salen bien, hablar de volver. Además. Eso genera una sensación de éxito.
"Creo que el país debió haberse paralizado. Haber asumido la pérdida. A estas alturas tendríamos a la gente súper educada y estaríamos hablando de terminar el confinamiento". "El doctor (Enrique) Paris tiene que plantear una estrategia distinta (a la inmunidad de rebaño) y comunicarla a la comunidad. Si no, tiene que decirlo claramente".
Año Nuevo: ¿Nos podremos abrazar?
Ante la pregunta de si nos podremos dar abrazos de Año Nuevo, Bacigalupe dice que "si no hacemos algo (ahora), no. Hace unas semanas había discusiones de si iba a haber ramadas o no. Nadie piensa hoy que eso es posible. Hay que adelantarse, pensar en la foto para adelante. Hay que pensar y aprender de lo que pasó hace varias semanas, no la semana pasada. Hay que pensar en períodos de tres a seis semanas, como mínimo. Yo habría dicho que vamos a estar en cuarentena en la Región Metropolitana hasta fines de julio, por lo menos… Todavía hay mucho movimiento hacia regiones y no solo durante los fines de semana. Tiene que haber un cordón sanitario permanente. Hay que hacer un esfuerzo, no solo de las Fuerzas Armadas, o Carabineros, sino del mundo productivo".