Funerarias y los protocolos COVID-19: "Es desgarrador, un duelo inconcluso"
ADAPTACIÓN. Dueños y administradores de las casas fúnebres Nuevo Amanecer, Castillo y Organización Ayuda Cristiana, relataron sus experiencias durante la pandemia.
Según el Protocolo de Funerales en Contexto de Pandemia por COVID-19, elaborado por el Ministerio de Salud en el marco de la crisis sanitaria del coronavirus, todo el proceso del funeral, tanto velorio, ceremonia y entierro, no debe superar los 90 minutos.
Además, queda tajantemente prohibida la celebración de velorios en domicilios particulares, debiéndose realizar éstos en lugares que sean determinados especialmente para estos fines, considerando siempre las medidas de prevención y distanciamiento social, además de la sanitización del lugar una vez terminada la ceremonia.
Pero quienes trabajan en funerarias y han sido testigos de estos procesos, explican que por más que se entienda que estas medidas buscan resguardar la salud de las personas, para los deudos implica un proceso inconcluso.
Así lo explicó Benjamín Vicuña Muñoz, gerente de la funeraria "Organización Ayuda Cristiana", quien comentó que una de las cosas que más sorprendes en esta situación, es la desolación con que quedan los familiares tras no poder despedirse de sus seres queridos.
"Emocionalmente esto te impacta mucho. Imagínate: la familia viene destrozada porque hace dos semanas que no ha visto a su familiar mientras estaba en el hospital, y ahora no lo puede ver tampoco porque sale directamente al cementerio. Entonces, es ese desgarro humano, al no poder despedirse, el que te impacta", relató.
"Uno ve todos los días -continuó- a personas que fallecieron por cáncer, por accidentes, por atropellos, por miles de cosas, pero lo que impacta acá es ver la desolación que se produce en el ser humano al no poder abrazar a quien se fue, no poder tocarlo, besarlo, despedirse. Ese rito es súper importante en el duelo".
"Duda"
El representante legal de "Funerales Castillo", Domingo Castillo Beltrán, explicó que es precisamente el hecho de no poder ver a sus familiares fallecidos, el aspecto más difícil con que deben lidiar las personas.
"Es un proceso doloroso para la familia, los chilenos acostumbramos, por tradición, hacer un velatorio con la familia, despedirse apropiadamente. La gente incluso le dan besitos, sobre todo cuando son papás y mamás los que se despiden. Es una cosa muy personal, pero con este virus, hay gente que llega al hospital, y ya no los ven más. Eso es dramático, porque ellos siempre quedan con la sensación de si será o no la persona, su familiar, al que están despidiendo", precisó.
Lo anterior, explicó, debido a que cada vez que desde el Servicio de Salud llaman a alguna funeraria (previo acuerdo con la familia), para retirar los cuerpos, éstos vienen en bolsas selladas, las cuales solo se identifican por las credenciales o rotulación, que tampoco pueden ver las familias, ya que reciben el ataúd sellado.
"La forma que tenemos para asegurarles que es efectivamente su familiar, es que le sacamos una foto al rótulo y se lo mostramos", dijo.
El director de la Funeraria Nuevo Amanecer, Claudio Vicuña Muñoz, explicó que debido al procedimiento que se implementa durante la sepultura, no hay mucho tiempo para que la familia alcance a asimilar la pérdida.
"Con el certificado de defunción, procedemos a inscribirlo en el Registro Civil, y luego verificamos la situación del cementerio, que la sepultura esté contratada, y una vez que eso está bien, se fija la hora para su sepultura. Entonces recién se procede a ir al hospital, retirar el cuerpo y llevarlo inmediatamente al cementerio. Todo en 90 minutos máximo", precisó.
Vicuña acotó que recién, tras brindar un acompañamiento sicológico a los familiares, estos pueden entender y aceptar la rigurosidad del proceso, como la despedida.
Traumas
Para la sicóloga Natalia Morales, el proceso de duelo está estrictamente ligado al ritual de despedida que se debe tener y que permite a quien lo atraviesa, aceptar la pérdida.
"Poder despedirse es un ritual que permite ir introduciendo a la persona en la pérdida, que ésta se haga más real. Cuando se pierde ese ritual, claro que se pueden generar traumas, incluso algunas negaciones que terminan siendo un obstáculo en el proceso de duelo. El hecho de no poder ver a sus familiares, de tener que estar haciendo todo súper rápido, sin hacer el rito de velarlo de forma normal, es un tema muy fuerte", dijo la profesional.