Horóscopo
Aries
Amor: Justo ahora que estás en pareja aparece alguien que también te gusta mucho. Dilema. Trabajo: Sueñas con ser una persona muy exitosa. Sólo necesitas esforzarte más. Contactos.
Del 21 de marzo al 19 de abril.
Aries
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Del 21 de marzo al 19 de abril.
Una de las consecuencias del descubrimiento del yacimiento de Caracoles en 1870 fue el enriquecimiento de los poseedores de las propiedades mineras. Algunos de los descubridores -como Méndez y Saavedra- vendieron rápidamente su parte a los especuladores que comenzaban a hincarle el diente al nuevo mineral. Otros, como Porras, fueron cautos y ahorraron. José Díaz Gana volcaría buena parte de su dinero a la filantropía. Pero se dio un gusto, y de los caros: encargó en 1872 al arquitecto Burchard un palacio morisco en la Alameda, rodeado de un enorme parque. La "Casa de Caracoles" causó tal impresión que la élite santiaguina quemó incienso al rico minero, y hasta lo ungió con un cargo de diputado. Terminado en 1874, fue ejemplo de lo exótico. Dos enormes trozos de los "crestones" de las vetas de las minas Descubridoras adornaban la entrada, y el servicio de mesa era hecho de plata caracolina.
Mientras tanto, otro de los principales dueños de las minas, Henri Arnous-Rivière, dejó de arrendar mansiones parisinas y decidió lucirse a lo grande, como era su carácter: compró el château de Chamarande, construido en el siglo XVIII, y luego adquirió la antigua casa familiar, Coteau, cerca de Nantes.
Otro de los beneficiados sería el abogado Luis Pereira, que recibió participación a cambio de deudas que con él mantenía Arnous-Rivière. Encargó al arquitecto Hénault levantar en calle Huérfanos un afrancesado palacio de dos pisos, en un estilo de moda entre los ricos del Mapocho.
El futuro sería dispar. Afectado por la crisis económica, Díaz Gana vendió su fantasía oriental, pasando a manos de Enrique Concha, cuyos herederos lo harían desaparecer. Arnous-Rivière, fiel a su estilo, derrocharía su dinero y perdería no solo Chamarande, sino Coteau, demandado por su propio padre.
Pereira, el abogado que jamás cateó una mina ni pisó Caracoles, disfrutaría su palacete hasta la muerte. Restaurado mediante una inversión que ya nos quisiéramos en el norte, permite dar un pequeño vistazo a lo que fue la dilapidada riqueza de la plata del desierto.
Patricio Espejo Leupin, geólogo, escritor