"El pampino es una raza especial, única"
IDENTIDAD. Manuel Rojas Molina, profesor de Educación Física y exdiputado.
La vida de Manuel Rojas Molina está íntimamente ligada a la pampa salitrera. Su madre, Violeta, nació en Pedro de Valdivia; su padre, Ernesto, en oficina Candelaria; y su hermano mayor, Alberto, en Prosperidad.
Rojas nació en Cerro Moreno cuando su padre, un exfuncionario de aviación, fue trasladado a esa base aérea, pero el destino pudo más y en 1980 se establece como profesor de educación física en la tierra natal de su madre, Pedro de Valdivia.
Allí llega con su esposa, Silvana, y su hija Carolina, de tres años en esa época; y en ese lugar nace su segundo hijo, Cristián. Más tarde, cuando Rojas ya era alcalde de María Elena, nace Manuel, el último del clan.
¿Qué es lo que más extraña de la vida de la pampa salitrera?
-Se extraña el cariño de su gente, la amistad y todo lo que viví en 20 años en la pampa. Las actividades culturales, deportivas, las olimpiadas de verano… son tantas cosas lindas que viví, que no dudo un minuto que si pudiera volver atrás, desearía volver a mi pampa, que es la tierra de mis padres y de mi familia.
¿Por qué cree que el sentimiento de arraigo es tan fuerte en los pampinos en general?
-El pampino es una raza especial, única, donde la amistad, cariño, solidaridad, esfuerzo y sacrificio se conjugan para dar los cimientos a una cultura que ha perdurado por muchos años, y que se formó con la interrelación de personas que llegaron de todo el país a trabajar en las diferentes oficinas del norte. Esa nueva vida de esfuerzo y sacrificio dio paso al agradecimiento de quienes formaron sus familias en la pampa salitrera.
¿Qué significa el deporte en su vida?
-El deporte ha sido el pilar de mi desarrollo, no sólo personal, sino también en lo profesional. Soy un orgulloso profesor, estudié pedagogía en Educación Física en la Norte, fui seleccionado de atletismo, practiqué natación, waterpolo, jugué en las series menores de nuestro querido CDA, jugué en la liga de los viejos crack defendiendo los colores de Pedro de Valdivia. En la pampa, como profesor del Liceo Politécnico, trabajamos con programas para la comunidad, con niños de capacidades diferentes, participé en todas las selecciones de fútbol y logramos llevar a la selección escolar femenina al campeonato nacional en representación de toda la región, además fui gestor de las Olimpiadas del Salitre. De hecho la compañía SQM me contrató para hacerme cargo del deporte y la recreación de los trabajadores antes que asumiera como alcalde de María Elena.
¿Imaginó alguna vez que uno de sus hijos iba a ser jugador fútbol profesional?
-Tengo un orgullo grande no sólo de Cristián el "Chapa", sino también por mis tres hijos, que si bien no se dedicaron como su hermano, sí lo han practicado. Pero ciertamente que por la trascendencia que ha alcanzado el Chapita es un gran orgullo, y lo más lindo, es ver cómo la gente lo estima y lo quiere. Eso me hace sentirme feliz y orgulloso.
¿Cuál es el momento más feliz de su vida?
- Sin duda alguna es el nacimiento de todos mis hijos, en especial de mi niña, que me cambió la vida, me hizo asumir responsabilidades mayores, mirar el futuro no sólo pensando en mí, sino que hora era una familia. Fui papá a los 20 años, así que imagínese mi responsabilidad en esos tiempos.
¿Y el más triste?
-Existe un dolor que no he podido consolar, y es la pérdida trágica de mi madre Violeta, una mujer muy querida por la comunidad, muy preocupada de sus hijos y muy querendona de sus nietos.
¿Tiene sueños no cumplidos?
-He sido un tipo afortunado en vida por eso doy gracias a Dios. Quizás en la juventud tenía más sueños, auto, casa, viajar, etc. muchos de ellos los cumplí a través del tiempo. Hoy sólo quiero ser feliz y hacer feliz a los demás, prefiero mirar el vaso medio lleno que vacío y vivir el día como si fuera el último…. Y no atormentarme por lo que no puedo cumplir.
¿A quién admira, en quién se inspira para hacer lo que hace todos los días?
-Soy hombre de fe y creyente, pero mi inspiración siempre está en lo que fueron mis padres, sé del sacrifico que hicieron por criar a sus cuatro hijos, darnos estudio y todo lo que ellos nos entregaron en valores y principios son mi inspiración para enfrentar el diario vivir.
¿Qué cree que le falta a Antofagasta para ser una ciudad aún mejor?
-Son muchas cosas las que yo quisiera para mi ciudad, principalmente hay que buscar un desarrollo armónico y no seguir atomizando el centro. Hay que generar condiciones calidad de vida para todos, seguir fortaleciendo con el equipamiento comunitario el sector sur, pero también la zona norte de nuestra ciudad, especialmente la zona alta de la ciudad, que está muy desprotegida y con poco desarrollo comunitario.