"La pandemia nos obligará a repensar todo en educación, a partir de cero en muchas cosas"
Nadie ha podido entregar hasta el momento una fecha exacta para el retorno a las clases presenciales. Depende de muchos factores. Los sanitarios, obviamente, pero además otros de corte geográfico, infraestructura o simplemente la educación poscovid es también incierta.
Alejandra Grebe Noguera es directora de la Dirección Nacional de Educación Pública, ente creado, entre otras cosas, para encabezar el traspaso de los colegios desde las municipalidades a los nuevos Servicios Locales de Educación Pública. También tiene como misión empujar el mejoramiento de la calidad de este sector educativo. Desde esa posición y sus más de 30 años de experiencia en educación e innovaciones pedagógicas, ofrece su mirada al futuro dentro de las aulas.
"Tal como se dice, cada crisis es una oportunidad. Una de las grandes oportunidades que nos entrega esta crisis es que muchas cosas que estaban pendientes se aceleraron. Competencias digitales, capacidad de adaptación de docentes, creatividad, han tenido que salir con urgencia por un contexto que cambió de la noche a la mañana. Esta crisis se transformó en una nueva forma de relacionarnos", parte Grebe.
¿Cuánto se adelantaron estos procesos?
-Mucho. No había una carta Gantt al respecto, pero ocurrió que de la noche a la mañana las cosas cambiaron. La escuela, de por sí, es un punto de encuentro de presencia física y social. Hay toda una forma de enseñar que es en el aula, pero de repente eso se cortó. Hubo un tiempo que fueron esas dos primeras semanas en que cada docente o paradocente trató de resolver la situación como pudo. Luego, hubo dos semanas de vacaciones en que los equipos directivos alinearon a sus equipos y con sus profesores fueron tomando el control, viendo la realidad de lo que estaba pasando y haciendo los ajustes. Y era una realidad difícil, con muchos problemas de conectividad, no sólo tecnológicos. Entonces, los profesores que tenían menos competencias digitales tuvieron que acelerar sus propios procesos de aprendizaje.
¿Y qué fue lo primero que se aprendió?
-Rápidamente se dieron cuenta que una clase presencial no era sinónimo de educación online. Que no era replicable. De a poco los equipos directivos fueron armando sus propios procesos de acuerdo a las realidades particulares de sus comunidades educativas.
¿Qué sorpresas hubo?
-La radio fue un gran apoyo en los sectores rurales. En el campo la radio es un medio de entretención y pasó a ser un medio educativo. Por ejemplo, en el sector Andalién Sur (Región del Biobío), Chiguayante, la radio se transformó en un complemento de lo que hacen los profesores. La radio se convirtió en un canal para vincularse con los alumnos. Hay muchos lugares donde el problema no es tecnológico, sino de conectividad, entonces la creatividad ayudó a compensar esos problemas.
Hubo un desgaste enorme para los profesores. Por una parte, tenían que esforzarse por hacer sus clases y, por otro, aprender ellos mismos.
-Fue muy complejo. Y lo sigue siendo. El profesor tiene que hace clases en un liceo, colegio, desde la casa en la que están sus niños, a veces usando el mismo computador. El nuevo contexto es la casa, te cambia el entorno porque estabas acostumbrado a la sala de clases. Y a eso se suma que hay incertidumbre porque hay pandemia y se pregunta ¿me iré a enfermar?
La relación profesor-alumno es fundamental en el proceso de aprendizaje.
-La gracia que tiene esto es cómo cada uno miró su entorno, lo analizó, vio las dificultades y se preguntó cómo llego, cómo me encuentro con mis alumnos. Y lo han resuelto muy bien.
También esta crisis ha servido para derribar algunos mitos, como que los jóvenes son expertos digitales.
-Objetivamente, esta generación tiene destreza al momento de usar un teléfono o una tablet, pero distinto es que sean competentes en su uso como un recurso pedagógico. Como les pasaba antes a los profesores. Si te fijas, antes el docente más tecnológico era el que manejaba PowerPoint o la tablet, y era considerado como el más innovador. Pero hoy no es así. Manejar dispositivos no es igual que ser innovador. En este contexto de pandemia, el medio tecnológico se transformó en una opción de vinculación con el medio. Ahí viene todo el desafío para los profesores, cómo transformarlos en recursos pedagógicos, cómo hacer que algo que usaban solo para entretenerse ahora sirva para aprender y para vincularse con sus compañeros y profesores.
¿Cuáles fueron las principales dificultades: conectividad, uso de la tecnología o capacitación?
-Todas las anteriores. Como Mineduc nos dimos cuenta de que había muchos problemas de conectividad, especialmente en los sectores rurales. Salimos con recursos tecnológicos, pero luego salió la tv digital, bolsas de datos, hicimos alianzas con empresas para que el uso de datos no fuera un problema para profesores ni alumnos.
¿Detectaron diferencias entre las regiones y la Metropolitana?
-Evidentemente, no es lo mismo en sectores rurales que en las ciudades. Hay miles de anécdotas, pero los problemas eran similares. Sobre todo en aquellas regiones con mayores problemas de conectividad se hicieron más visibles las dificultades. Pero el tipo de alumno de la educación pública es bastante parecido en lo rural y en lo urbano. Son condiciones muy parecidas y las cosas se fueron repitiendo.
¿Y los apoderados?
-Cambió también la forma en que se integran las familias a este proceso educativo. Definitivamente esta crisis hizo que los papás tuvieran que estar más cerca de sus hijos, viendo lo que aprenden, haciendo seguimiento. Acá ha habido una valoración del rol de la escuela. Más que nunca ha habido una alianza entre la familia y el profesor, que ahora llega a la casa de manera virtual.
¿Cómo serán los estudiantes post pandemia?
-No sólo los estudiantes, todo va a cambiar. Esta es una crisis histórica que cambiará muchas cosas. No es posible anticiparse a cómo será, pero definitivamente no será igual. Ninguno de nosotros va a ser el mismo. Si piensas en un alumno que en cinco o seis meses ha aprendido y se ha relacionado en una escuela virtual, con muchos recursos nuevos de aprendizaje, adquiriendo otro tipo de herramientas y habilidades, de seguro será distinto. ¿Qué pasó en los primeros zooms? Hubo bromas, pero luego hubo una readecuación. Ante la ausencia de lo social, de no juntarme con mis compañeros, cómo me relaciono con los profesores, los alumnos se han reinventado. Hay miles de formas en que los alumnos se han ido reinventando. Es impresionante la cantidad de actividades extracurriculares que se han realizado. Esto llegó para quedarse. Es una tremenda oportunidad.
-¿Puede ser que haya menos clases presenciales? Somos uno de los países con más clases en aula del mundo…
-No sé eso será así, pero con la priorización de contenidos quedó claro que hay cosas prescindibles. Esto nos obligará a repensar todo en educación, a partir de cero en muchas cosas. Nada volverá a ser igual. Es muy apresurado asegurar que va a haber menos horas, pero sí creo que los horarios se distribuirán de manera distinta.