"El Gobierno tiene que haber visto en la pandemia una oportunidad de recuperar su imagen y prestigio"
SALUD. El doctor analiza la crisis sanitaria y proyecta su impacto en el mundo universitario y en las personas.
El doctor Ennio Vivaldi dice que ha sido respetuoso de todos los protocolos de la autoridad. "No he sido factor de riesgo", comenta, por lo que ha salido de su casa lo justo y necesario. "Cuando he debido ir a La Moneda o al hospital, cuando ha sido necesaria la presencia del rector", detalla. Claro, él es el rector de la Universidad de Chile desde 2014 (fue reelegido en 2018), se le requiere físicamente para situaciones especiales.
Al Palacio de Gobierno, por ejemplo, ha debido ir por ser parte de la Mesa Social Covid, convocada por para asesorar el Ejecutivo en la lucha contra el coronavirus; "Creo que fue muy bueno que el ministro Blumel llamara a esta mesa porque permitió que interactuaran los alcaldes, que son los responsables del territorio, con la gente del mundo de la ciencia, de la salud, el Colegio Médico, organizaciones científicas y las universidades".
¿Y cómo califica su funcionamiento?
-Esa mesa creo que ha sido muy relevante como intercambio de ideas. Ahora, como instrumento es perfectible como ha surgido ahora. Sería muy favorable que hubiera actas, se tomaran acuerdos, fuera más sistemático. Pero en general ha sido una instancia que ha traído una posibilidad de conversación. Ahora, también creo que eso es comprensible. Inevitablemente, el Gobierno tiene que haber visto en la pandemia una oportunidad de recuperar su imagen y su prestigio. Y como dijo una amiga mía de la Facultad de Medicina, no se dejan ayudar. Algo de eso hubo también, más que malas intenciones o deseos de ocultar cifras, sino que era una oportunidad de mostrarse. Y lo otro interesante en ese tema del ocultamiento de datos, yo creo que no fue por mala intención o haber querido ocultarlos, sino por la segregación del sistema público y privado. Había mucha información a la que no se tenía acceso. Las seremis no tenían datos del sistema privado.
¿La desigualdad es un tema que se ha puesto en la mesa?
-Por supuesto. Uno de los alcaldes muy visionariamente dijo al comienzo: "Espérense cuando comiencen a salir las cifras de letalidad por comuna, qué explicación van a dar". Se ha hecho evidente. Es obvio que el porcentaje de muertos es muchísimo más alto en las comunas más pobres. Eso es un tema ineludible y que vamos a tener que conversar. Estos temas siempre han estado presentes. Lo mismo con la accesibilidad a los datos, que ha sido controvertida.
¿Cuánto está cambiando la pandemia a nuestro país y sociedad?
-Quizás puede ser pronto para decir cómo está cambiando, pero sí me gustaría pensar y pienso que está representando una toma de conciencia. Uno vive la vida en forma muy acrítica, en la cotidianeidad y acepta como normales una serie de cosas. Esta pandemia nos ha obligado a reflexionar sobre ciertas cosas. Para mí una de las más sobresalientes es la importancia de considerarnos como seres sociales. Me queda muy claro que en una situación como la que estamos viviendo se hace obvio que no nos salvamos solos, que no es un problema individual. Y entendemos como pocas veces antes que nos determinamos los unos a los otros por muy lejos que creamos vivir. Lo otro, una cosa que fue obvia en el curso de la pandemia porque fue reconocido, es que no se tenía cabal conciencia de las condiciones de vida de un sector importante de la población. Lo que estoy enfatizando es que la persona que vive en casas separados por 20 metros uno de otro y que tiene tres dormitorios para cuatro personas, se dio cuenta de que hay otra que vive una realidad dramáticamente distinta y que lo afecta a ella. Y ese es el punto, que estamos todos afectados por la suerte que corren los demás.
¿Diría que se había profundizado la idea de que cada uno tiene que rascarse con sus propias uñas?
-Le agregaría algo más trágico. De alguna manera estas conductas eran incentivadas. ¿Cuándo has visto que el mensaje sea: "Siga la carrera de la salud porque va a poder servir al prójimo"? El mensaje era mucho más drástico: "Si obtiene un título profesional eso le va traer más remuneraciones. Por lo tanto, vale la pena que se endeude e invierta en usted mismo". Era una manera muy individualista de ver esto. La educación es infinitamente más que eso.
¿Esta pandemia transformará el concepto de universidad?
-Ahí ha habido una batalla conceptual. Lo que te decía recién es contradictorio con la tradición que ve a la universidad más bien como un lugar de acervo cultural, de preservación del conocimiento, de investigación, de crecimiento, de pertinencia, algo especialmente válido para las universidades públicas, que se deben a su ambiente, que van a procurar tener una extensión con arte, humanidades, investigación y desarrollo tecnológico.
¿Qué tipo de estudiante va a recibir ahora la universidad?
-En este tiempo hemos valorado el contacto personal y la posibilidad de interacción. Es imposible pensar en una comunidad universitaria que no se encuentre físicamente. En un ambiente universitario tú te encuentras con cosas, como una charla de un señor que no tiene nada que ver con tu área pero que te inspira, escuchas ideas nuevas. Lo que sí es que va a pasar en muy poco tiempo lo que hubiera tomado muchos años, incluso cambios conceptuales, como la virtualización. Pero nadie pretendería que fuera de frentón lo virtual a sustituir el ambiente físico de las universidades.
Esta generación va a estar marcada por este confinamiento.
-Sin duda. Y un efecto colateral de esto es que como universidad nos propusimos no hacer nada que no pudiéramos hacer para todos. Por lo tanto, buscamos asegurarnos de que todos tuvieran acceso a las actividades. Y esto significó entregar tablets y planes de datos. Porque de otra manera no se podía. Hubiera sido terrible decir que esto solo es para la gente que pueda. Están las limitaciones y facilidades que cada uno tiene. Hoy ubicar al niño o joven no en el ambiente homogeneizador del aula escolar, sino en su domicilio, te ejemplifica dramáticamente esta situación.
¿Y los profesores cómo han asimilado esta misma situación?
-Para muchos esto ha generado un nivel de conocimiento voluntario de un lado más íntimo de profesores y alumnos que no deja de ser interesante. Esto de los perros que ladran en el patio le da un carácter que a lo mejor tiene algo de naturalidad y espontaneidad de cómo es el otro en un sentido más lato de lo que habitualmente es, distinto de cuando uno llega con terno y corbata a dar la clase en un aula. Hay un contexto de mayor familiaridad, conocimiento, de romper barreras formales que ha sido un proceso interesante.
¿Cómo ha resistido la comunidad universitaria a este confinamiento, desde la salud mental?
-Es clave entender cómo nos pilló esto en términos de salud mental. En un individualismo extremo en el que se le hace creer a las personas que tienen todas las oportunidades del mundo, cuando no las tienen y no reciben la educación que deberían. Entonces se pone sobre cada uno la carga y la responsabilidad de su propio éxito. Y eso claramente es un factor que condiciona la depresión.
Esta generación quedará marcada por esa crisis.
-Es una situación muy especial, pero también es un tema de conversación con los nietos. "Mira me tocó ser 'mechón' sin fiesta, sin carnaval, porque estábamos en esto…". Es la experiencia que nos tocó vivir. Es loable que nosotros hagamos todos los esfuerzos del mundo para que la docencia sea la más normal posible, es indudable que esa docencia no puede transformarse en una forma de vivir en una nube sin prestar atención a lo que está pasando en el mundo real. Evidentemente un joven por su naturaleza tiene que tener un compromiso con lo que está pasando en la sociedad. Hemos tratado de compatibilizar y de hecho muchas acciones apuntan a que los jóvenes ayuden en esto llamado TTA (Testeo-Trazabilidad-aislamiento) y son casi 2.000 jóvenes comprometidos en este proyecto, que es vital.
"Me queda muy claro que en una situación como la que estamos viviendo se hace obvio que no nos salvamos solos, que no es un problema individual".
"Buscamos asegurarnos de que todos tuvieran acceso a las actividades. Esto significó entregar tablets y planes de datos. Porque de otra manera no se podía".