¡Ojo con el arte!
Dos han sido los actores relevantes en tiempos de pandemia. La medicina, por razones obvias. Ellos, han sido los héroes en la más grande de las batallas por la vida, en los tiempos modernos. Pero, detrás del telón, ha estado el mayor de los aportes que esta contienda por la vida merece. Hablo del arte en todas sus expresiones: Los artistas, de todos los géneros, han sido los héroes del silencio.
Los artistas son los grandes contenedores para soportar el encierro obligado. Nos han regalado esa noble contribución que brota del sentido estético, musical, escénico, de las letras, del canto o lo que sea.
Si nuestras vidas se han visto severamente amenazadas por un enemigo invisible, en estos meses de enclaustramiento nos hemos enriquecido mirando al pasado, disfrutando viejas canciones, telenovelas añejas, obras de teatro, conciertos, exposiciones, trabajos de artesanía, tutoriales variados, bailes, cantos, etc. Ha sido el arte, en buenas cuentas la cultura -en sus diversas expresiones- el mayor soporte que ha tenido la medicina en esta dura lucha por mantenernos sanos y a buen recaudo.
Hasta el momento, las flores y los halagos, son para el personal de los hospitales, con sus largas, tediosas y riesgosas jornadas, devolviendo la salud a los pacientes graves.
Pero… ¿Y los artistas?
¿Acaso ellos no merecen los mismos laureles? ¿O es que son merecedores al doloroso "Pago de Chile? Son los artistas quienes nos han hecho más grato soportar el encierro, el tedio de interminables jornadas puertas adentro. Con ellos hemos correteado la amenazante depresión. Los artistas son los que nos encienden las esperanzas y nos hacen ver la luz al final del túnel. ¡Terapeutas consumados, sin quererlo…!
Pero, a ellos se mezquinan los recursos. Esta es la más cruda de las escenas: no se les considera "vulnerables". Y sin embargo, siguen dignos, plenos de esperanzas, esperando que la dádiva -siempre exigua- llegue a resolver sus muchos pesares y estrecheces. Y para financiar sus sueños.
Dolorosamente, para ellos el reconocimiento será siempre el mismo: ¡Postulen!
Jaime N. Alvarado García, Profesor normalista, periodista, escritor