"Vivir cada minuto, agradecer y celebrar"
IDENTIDAD. Paulina Godoy Arancibia, psicóloga tocopillana.
Paulina Alejandra Godoy Arancibia, nació en 1986 en Antofagasta, pero sus padres vivían en Tocopilla, así que regresaron al puerto salitrero a los pocos días.
Y allí creció entre la plaza, las líneas del tren y las visitas al muelle; en un lugar que tiene de desierto y mar.
Su mamá es de estas tierras, hija de la pampa y el salitre, estudió enfermería y regresó al puerto. Una mujer -dice Paulina- de entrega, que trae una historia de rigor y esfuerzo, a quien siente infinitamente abundante y generosa.
Su papá nació en Santiago, decidió aventurarse a un lugar desconocido y se fue a trabajar al hospital de Tocopilla. Un hombre que expresa su amor en gestos concretos, inquieto, algo irreverente, lo más parecido a una "oveja negra".
"Así fue como crecí de la mano de dos seres infinitamente apasionados por su trabajo, ambos dedicados al mundo de la salud y su compromiso con ese espacio es total".
La familia era completada por Rodrigo, su hermano, con el que tiene dos años de diferencia.
"Muy lector, estudioso e introvertido; recuerdo que le gustaba escuchar Mozart cuando éramos chicos. Cuando fuimos creciendo, nuestra relación fue ganando complicidad, nuestros mundos diferentes se encontraron y disfrutamos de muchos tiempos compartidos. Aun disfruto escucharlo, sabe tanta historia, tanto detalles de la vida que desconozco, que hablar con él es como irse de viaje a esos lugares donde habita la memoria del universo".
¿Qué suele ser lo primero que piensas al despertar?
- Seguro que hay días y días, pero en general me siento una persona optimista, que está abierta a la oportunidad, un nuevo día siempre traerá algo nuevo.
¿Qué canción te identifica?
- Soy de aquellas eclécticas de la música y todos sus estilos tiene un lugar en mi gusto diverso, me dejo encantar según como vaya el día y como me siento. Puede ser un sentido Drexler o Aguas de Perota Chingó o AC/DC. Para mi la música es alimento para el alma, suelo buscarla para acompañar mi sentir, para ponerle melodía a mis historias y también para sacudirme de algunas cosas.
Estudiaste psicología... ¿Cuál fue la razón?
- Inicialmente estaba confundida, tenía muy buenas habilidades para el universo matemático, sin embargo, me movilizaba algo que hasta ese entonces desconocía. Escogí el mundo de las ciencias sociales, porque quería trabajar en contacto con lo humano, algo que me permitiera estar cerca de las personas. Luego con el tiempo me fui dando cuenta de mi necesidad por comprender mi historia y todo aquello que me movilizaba internamente. Ese fue el momento donde elegí conscientemente este camino, decidí dedicarme a acompañar procesos de crecimiento y transformación, confiada en el gran potencial humano que habita en cada uno de nosotros.
Entiendo que eres facilitadora de biodanza... ¿Qué es eso, para qué sirve?
- Biodanza nace de una profunda reflexión respecto a la vida, del cuestionamiento a nuestro sistema cultural alienado, carente de amor y de gestos de ternura. Es un sistema de integración humana y reaprendizaje afectivo, proceso que hacemos de la mano de un grupo que nos acompaña. Juntos entramos en movimiento y en resonancia con la música, descubriendo que todos podemos danzar. Su propuesta nos lleva de regreso a la interioridad, a expresar aquello que sentimos, reconocer que nuestros potenciales son infinitos y así despertar nuestro ser creativo. En vínculo con la diversidad nutrimos nuestro cotidiano, recordando que nos creamos en vínculo y que somos parte de un gran entramado que se teje en el encuentro.
¿Qué es lo mejor de ti?
- Lo mejor que tengo es la vida y mi deseo profundo es vivirla con sentido, escuchando la voz de mi corazón y poniendo al servicio mis dones. Vivir cada minuto presente, agradecer y celebrar.
¿Qué te gustaría que los demás supieran de ti?
- Descubrir mi interioridad y mi mundo afectivo fue un salto transformador en mi vida, me ha acompañado a conocerme, alimentando mis vínculos y enriqueciendo los caminos en los que he crecido. Me gustaría entonces ser impulso para que cada quien se abra a descubrir el mundo afectivo que le habita, atreviéndonos a navegar en nuestras emociones y en los espacios vulnerables, para que con esa sabiduría podamos caminar confiados siendo quienes somos.
¿Dónde encuentras la felicidad y tranquilidad?
- En el vínculo con lo vivo, con la naturaleza. El mar siempre ha sido un espacio de conexión, me armoniza y en ese estado me es fácil reconocer las bondades de la vida. También me pasa en la conversación honesta con un gran amigo o acariciando a mi gata; algo en mi interior se re-acomoda cuando estoy en vinculo con las fuerzas vitales.