En las columnas del 9 de febrero, del 12 de abril y del 07 de junio de 2020, hablamos del Square Kilometre Array (SKA), el radiotelescopio de sensibilidad extrema en construcción en Australia y Sudáfrica, equivalente a una antena con la mayor superficie colectora del mundo, con 1 km², y que está diseñado para observar la luz en frecuencias bajas (ver la imagen artística hecha por la Organización SKA).
Hoy hablamos de un cuarto objetivo del SKA, el estudio del cuna de la vida. Una primera idea es de determinar las condiciones que han permitido a la aparición de la vida sobre la Tierra por medio de observaciones de sistemas exoplanetarios jóvenes y del Sistema Solar. El SKA podrá medir la composición química del medio interestelar de gas, de discos exoplanetarios en formación alrededor de estrellas, así que de cometas del Sistema Solar para detectar las moléculas orgánicas complejas que constituyen parte de los aminoácidos, que son bloques de construcción de la vida tal como lo conocemos sobre la Tierra.
Además el SKA hará imagenes de discos exoplanetarios en formación, para estudiar cómo el polvo se agrega en ellos, casi viendo la formación en vivo de objetos pequeños que podrían convertirse en planetas rocas como la Tierra alrededor de miles de estrellas.
Por fin, el SKA será capaz de detectar señales extremadamente débiles. Por ejemplo, el SKA podría detectar señales comparables en fuerza a los emitidos por transmisores de televisión, en un radio de unas pocas docenas años luz cerca del Sol, y también señales más fuertes, pero más lejanos. ¡Si es que existieran, eso significa que el SKA escuchará las señales de civilizaciones extraterrestres tecnológicamente avanzadas! La detección de tales señales extraterrestres cambiaría para siempre nuestra percepción de la humanidad y de la vida en el Universo.
Laurent Chemin es astrónomo del Centro de Astronomía de la Universidad de Antofagasta, www.astro.uantof.c