Aumento de las listas de espera
Meses de esfuerzo y dedicación a la pandemia han tenido un costo: miles de pacientes no covid están sin fecha para sus tratamientos, lo que debe solucionarse. En la región más de 60 mil personas vieron postergados sus tratamientos médicos debido a la emergencia. Tales pacientes hoy ven afectada su calidad de vida y comprometida su opción de sanar.
Durante meses la red de salud del país y la región ha estado casi completamente volcada a dar la mejor respuesta posible a las tremendas exigencias de la actual pandemia, lo que se tradujo en ampliación de camas críticas, reconversión de unidades, capacitación y contratación de personal y, por supuesto, focalización de los esfuerzos clínicos en el tratamiento de las miles de personas que requerirían atención urgente.
Este foco ha permitido que escenas dramáticas como las observadas en hospitales de Europa en los primeros meses de este año, con pacientes hospitalizados en ambulancias y personal médico enfrentado al dilema de la "última cama", no se hayan repetido en Chile, lo que debe ser reconocido y, por supuesto, agradecido.
Sin embargo, este esfuerzo ha tenido consecuencias que han comenzado a salir a la luz y que deben también dimensionarse. La semana pasada, el Ministerio de Salud informó al Congreso el estado de las listas de espera GES (Garantías Explícitas de Salud) y no GES. Y tal como se esperaba, el impacto de la emergencia se vio reflejado en los datos. Así, las listas de espera por consultas de especialidad aumentaron 15% el último trimestre, y los pacientes que aguardan por una cirugía crecieron 9%.
La situación en la Región de Antofagasta es incluso peor. La red asistencial local, tremendamente estresada debido a la pandemia, registra a la fecha 53.742 atenciones y 8.337 cirugías no GES retrasadas, a lo que hay que sumar 651 atenciones GES (tratamientos y cirugías) pendientes.
El problema es grave y así lo han hecho ver distintos actores. Atenciones oncológicas, traumatológicas, cardíacas, oftalmológicas, siquiátricas, enfermedades crónicas de riesgo y muchas otras patologías, están postergadas y muchas sin fecha de realización.
Es cierto que la pandemia no ha pasado y el sistema de salud sigue bajo una gran exigencia, pero se hace necesario desde ya considerar también esta otra realidad. La postergación de tratamientos y cirugías está afectando las posibilidades reales de recuperación de miles de personas y aquello no puede quedar sin una respuesta por más tiempo.